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sábado, 3 de agosto de 2013

EL ROCK, MÚSICA DE LA REVOLUCIÓN ANTICRISTIANA - MONS. WILLIAMSON

El Rock, Música de la Revolución Anticristiana
Conferencia de Mons. Richard Williamson
Jornadas de Humanidades 2006
Seminario Ntra. Sra. Corredentora





La Reja - Pcia. de Buenos Aires
(Audio - 47' 26")

Dice Ovidio que Orfeo era capaz de detener los ríos con su música. Mitología aparte, la música tiene un poder extraordinario por ser un lenguaje con que el alma puede expresar lo que no puede con palabras.
Las cosas creadas, como el alma humana, tienen una naturaleza objetiva dada por Dios y existen en mutua armonía. El pecado es una ofensa contra Dios que rechaza y perturba este equilibrio. Siendo la música una de las expresiones más profundas del alma, no es asombroso comprobar que tanto puede expresar objetivamente la alabanza al Creador como la rebeldía revolucionaria. Por lo tanto tendrá esencialmente el mismo efecto en la mayoría de los hombres de cualquier tiempo.
Así como en el hombre normal, las facultades inferiores deben estar sometidas a las superiores, en la música del Orden, el ritmo, que se dirige a los sentidos, debe estar subordinado a la armonía, que habla al corazón, y ésta a la melodía, dirigida a la inteligencia. En cambio en la música de la Revolución, en la música que rechaza la Armonía de las Esferas, como el rock o cierto tipo de composición clásica de la que es ejemplo la Apasionada de Beethoven, el ritmo prima o aún destruye a la armonía y a la melodía. De esta forma, la música de la Revolución hará objetivamente que el cuerpo se revele contra el espíritu y lo someta. Por eso incluir el rock en la Liturgia de la Iglesia es una contradicción en los términos: no se puede adorar a Dios con la música del desOrden y del pecado.
El hombre moderno, que rechaza los límites establecidos por Dios, es esencialmente revolucionario y está intentando generar un mundo global anticristiano. En ese proyecto, el rock juega un papel muy importante debido a que la Política, la Religión y las Artes, salen de las profundidades del alma y funcionan como un conjunto. En época de revolución política, habrá también trastornos en la religión y en las artes. Pero hay que advertir que el rock, expresión revolucionaria de las clases populares, es consecuencia de una rebelión producida cien años antes, cuando la aristocracia rechazó la Verdad y la Belleza, como puede verse en la arriba mencionada sonata de Beethoven, en cuyo primer movimiento el ritmo destruye la melodía como en una tempestad.
Los educadores, padres y maestros, deben preguntarse qué clase de sociedad desean crear. Si se trata de un mundo de desorden y rechazo de Dios el mejor medio es fomentar la música de la revolución que impedirá a los educandos comprender la armonía de la Creación.



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