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viernes, 25 de octubre de 2013

LA ORQUESTA SINFÓNICA




MÚSICA DEL CIELO


MÚSICA DEL CIELO


MÚSICA DE LA TIERRA

MÚSICA DE LA TIERRA


MÚSICA DE LA TIERRA


MÚSICA DE LA TIERRA


POÉTICA MUSICAL




“Sé perfectamente que existe una opinión según la cual los tiempos en que apareció la Consagración vieron cómo se realizaba una revolución. Revolución cuyas conquistas estarían hoy en vías de ser asimila­das. Me declaro en contra de esta opinión. Estimo que se me ha considerado erróneamente como un re­volucionario. Cuando la Consagración apareció, fue­ron muchas las opiniones a que dio lugar. Entre el tumulto de opiniones contradictorias, mi amigo Maurice Ravel intervino casi solo para poner las cosas en su lugar. Él supo ver y dijo que la novedad de la Consagración no residía en la escritura, en la instru­mentación, en el aparato técnico de la obra, sino en la entidad musical.
Se me ha hecho revolucionario a pesar mío. Ahora bien: los arrebatos revolucionarios nunca son enteramente espontáneos. Hay gentes hábiles que fabrican revoluciones con premeditación... Hay que precaverse contra los engaños de quienes os atribuyen una intención que no es la vuestra. Por lo que a mí toca, nunca oigo hablar de revolución sin recordar la conversación que G. K. Chesterton nos cuenta que tuvo con un tabernero de Calais al desembarcar en Francia. Este último se lamentaba amargamente de la dureza de la vida y de la falta cada vez mayor de libertad: "Es lamentable, concluía, haber hecho tres revoluciones para volver a caer siempre al mismo lu­gar”. Y Chesterton le contesta que una revolución, en el sentido propio del término, es el movimiento de un móvil que recorre una curva cerrada y vuelve así al punto de partida...
El tono de una obra como la Consagración pudo parecer arrogante; su lenguaje, rudo en su novedad; esto no implica en modo alguno que sea revolucio­naria en el sentido subversivo del vocablo.
Si basta romper con una costumbre para merecer el calificativo de revolucionario, todo músico que tiene algo que decir y que sale, por decirlo así, de la con­vención establecida, deberá ser reputado como revo­lucionario. ¿Por qué cargar el diccionario de las be­llas artes con este término retumbante que designa, en su más habitual acepción, un estado de perturbación y de violencia, cuando hay tantas palabras más apropiadas para designar la originalidad?
Para ser francos, me vería en un apuro si quisiera citar a ustedes un solo hecho que, en la historia del arte, pueda ser calificado como revolucionario. El arte es constructivo por esencia. La revolución implica una ruptura de equilibrio. Quien dice revolución dice caos provisional. Y el arte es lo contrario del caos. No se abandona a él sin verse inmediatamente amenazado en sus obras vivas, en su misma existencia.
La cualidad de revolucionario se atribuye general­mente a los artistas de nuestros días con una inten­ción laudatoria, sin duda porque vivimos en un tiem­po en el que la revolución goza de una especie de prestigio en el medio de una sociedad anticuada. Entendámonos: yo soy el primero en reconocer que la audacia es lo que mueve a las más bellas y más grandes acciones; razón de más para no ponerla in­consideradamente al servicio del desorden y de los apetitos brutales, con la intención de un sensacionalismo a toda costa. Apruebo la audacia; no le fijo, de ningún modo, límites; pero tampoco hay límites para los errores de lo arbitrario.
Si queremos gozar plenamente de las conquistas de la audacia debemos exigir, ante todo, su perfecta y clara luminosidad. Trabajaremos por ella al denun­ciar las falsificaciones que puedan tender a usurpar su lugar. La exageración gratuita pervierte todas las cosas; todas las formas a las que se aplica. Entorpece y embota con su precipitación las novedades más valiosas; corrompe simultáneamente el gusto de sus adoradores, lo cual explica que este gusto pase rápidamente, sin transición, de las más insensatas complicaciones a las trivialidades más chabacanas.
Un complejo musical, tan árido como pueda ser, es legítimo en la medida de su autenticidad. Pero pa­ra reconocer los valores auténticos entre los excesos facticios, es necesario estar dotado de una intuición que nuestro esnobismo desprecia tanto más cuanto más desprovisto se encuentra de ella.
(…)
La función del creador es pasar por tamiz los elementos que recibe, porque es necesario que la ac­tividad humana se imponga a sí misma sus límites. Cuanto más vigilado se halla el arte, más limitado y trabajado, más libre es.
Por lo que a mí toca, siento una especie de te­rror cuando, al ponerme a trabajar, delante de la in­finidad de posibilidades que se me ofrecen, tengo la sensación de que todo me está permitido. Si todo me está permitido, lo mejor y lo peor; si ninguna resis­tencia se me ofrece, todo esfuerzo es inconcebible; no puedo fundarme sobre nada y toda empresa, desde entonces, es vana.
¿Estoy, pues, obligado a perderme en este abismo de libertad? ¿A qué podre asirme para escapar al vértigo que me atrae ante la virtualidad del in­finito? Pero no he de perecer. Venceré mi terror y me haré firme en la idea de que dispongo de siete notas de la gama y de sus intervalos cromáticos, que el tiempo fuerte y el tiempo débil están a mi disposición y que tengo así elementos sólidos y concretos que me ofrecen un campo de experimentación tan vasto como la desazón y el vértigo del infinito que me asustaban antes. De este campo extraeré yo mis raíces, completamente persuadido de que las com­binaciones que disponen de doce sonidos en cada octava y de todas las variedades de la rítmica me prometen riquezas que toda la actividad del genio humano no agotará jamás.
Lo que me saca de la angustia que me invade ante una libertad sin cortapisas es que tengo siem­pre la facultad de dirigirme inmediatamente a las co­sas concretas que he expuesto. Sólo he de habér­melas con una libertad teórica. Que me den lo finito, lo definido, la materia que puede servir a mi operación, en tanto esté al alcance de mis posibilidades. Ella se me da dentro de sus limitaciones. A mi vez le impongo yo las mías. Henos entonces en el reino de la necesidad. Y con todo: ¿quién de nosotros no ha oído hablar del arte sino como de un reino de libertad? Esta especie de herejía está uniformemente extendida porque se piensa que el Arte cae fuera de la común actividad. Y en arte, como en todas las cosas, no se edifica si no es sobre un cimiento resistente: lo que se opone al apoyo se opone también al movimiento.
Mi libertad consiste, pues, en mis movimientos dentro del estrecho marco que yo mismo me he asig­nado para cada una de mis empresas.
Y diré más: mi libertad será tanto más grande y profunda cuanto más estrechamente limite mi campo de acción y me imponga más obstáculos. Lo que me libra de una traba me quita una fuerza. Cuanto más se obliga uno, mejor se liberta de las cadenas que traban al espíritu.
A la voz que me ordena crear respondo con temor, pero en seguida me tranquilizo al tomar como armas las cosas que participan en la creación, pero que le son todavía exteriores. Y lo arbitrario de la suje­ción no está ahí más que para obtener el rigor de la ejecución.
De todo lo dicho hemos de concluir en la necesi­dad de dogmatizar bajo pena de no alcanzar el fin propuesto. Si estas palabras nos incomodan y nos parecen duras, podemos abstenernos de pronunciar­las. No por eso dejarán de encerrar el secreto de la salvación: "Es evidente —escribió Baudelaire— que las retóricas y las prosodias no son tiranías inventadas arbitrariamente, sino una colección de reglas recla­madas por la organización misma del ser espiritual; y nunca, ni las prosodias ni las retóricas, han impedi­do que la originalidad se produzca claramente. Por lo contrario, decir que contribuyen a que la originalidad se despliegue, será infinitamente más cierto”.

Igor Strawinsky, Poética musical.



MÚSICA DE LA TIERRA


MÚSICA DE LA TIERRA


MÚSICA DE LA TIERRA


EL ASALTO A LA SOCIEDAD HETEROSEXUAL





Por Henry Makow
Extracto de la introducción a "Cruel Hoax" ("Estafa Cruel"): Feminismo y el Nuevo Orden Mundial.


Lo que voy a decir sonará atroz al principio. Será como un golpe a los principios esenciales de lo que le han enseñado. Sólo le pido que me escuche hasta el final y después que corrobore o desacredite mis afirmaciones, según le parezca.
Este tema es tan extenso que sólo puedo "presentar las informaciones". Las "informaciones" consisten en artículos que aparecieron por primera vez en mi web www.savethemales.ca. Cuando usted haya terminado esta recopilación debería tener ya una idea.
Nacido en 1949 mi vida adulta coincidió con un programa secreto de ingeniería social diseñado para desestabilizar a la sociedad mediante la conversión de las personas heterosexuales en homosexuales. Este asalto a los heterosexuales se disfrazó de "revolución sexual", "derechos de los homosexuales" y "feminismo".
Esto suena ridículo porque pensamos en la homosexualidad estrictamente en términos de atracción por el mismo sexo. Sin embargo, la homosexualidad debería verse en términos más amplios: como desarrollo frenado causado por la confusión sobre la identidad de género, resultando en una incapacidad para establecer vínculos permanentes con un  miembro del sexo opuesto y (normalmente) establecer una familia. El síntoma principal de este desorden es la búsqueda de sexo anónimo sin más, es decir, la promiscuidad.
Según esta definición, muchos heterosexuales pueden ser catalogados de homosexuales. Auténticos ingenieros de la elite social parecen apuntar hacia un mundo "hetero-homo", es decir, un mundo en el que los individuos son bisexuales, promiscuos y privados de familia.
(Sí, una minoría pequeña de homosexuales es monógama. Es posible que pronto podamos decir lo mismo de los hetero-homos.)

El propósito de convertirnos en hetero-homos es avanzar la culminación del plan centenario de una elite financiera internacional con base en Londres; su objetivo es el de absorber la riqueza del mundo y establecer un velado gobierno mundial consagrado a Lucifer.
Este "Nuevo Orden Mundial" es, de hecho, el viejo Imperio Británico reenvasado. El Imperio Británico siempre representó a una pequeña oligarquía financiera satánica, principalmente homosexual, que colonizó Inglaterra y una gran parte del mundo.
Este grupo representa una unión entre la finanza judía y la aristocracia británica ligados por el dinero, el matrimonio y una creencia en lo oculto (masonería). Puede que esto les resulte una barbaridad, pero cuando se indaga se descubre que es cierto. Puede empezar con el artículo publicado en mi web, The Jewish Conspiracy is British Imperialism.
El plan llama a la destrucción de todas las fuerzas colectivas capaces de resistir. Estas fuerzas que apoyan nuestra identidad humana son la familia, la raza, la religión y la nación-estado. Todas ellas deben eliminarse mediante una  campaña de "tolerancia" que borre las diferencias entre sí. Si usted lo acepta todo, usted se convierte en nada.
Así pues, tenemos ecumenismo en religión, mestizaje en la raza y regionalismos en las naciones estado. Borrando las diferencias de género se destruye a la familia. Su finalidad es lograr un gobierno mundial, una raza, una religión y, en última instancia, un sexo: el hetero-homo.


Las familias confieren a la gente su propósito, identidad y sentido de pertenencia. Proveen los valores y una medida de la independencia social, espiritual y financiera. El objetivo del comunismo y del Nuevo Orden Mundial ha sido siempre la destrucción de la familia. Esto obliga a la gente a conseguir su sentido de pertenencia a partir de los medios de comunicación de masas, de las causas políticas o de sus productos dirigidos todos ellos por la elite.
Sólo sabemos lo que se nos enseña y, obviamente, ellos no van a revelarnos esto. La esencia de la conspiración es que persigue una agenda subversiva que niegan por todos los medios. Por ejemplo, Arnold Toynbee, dirigiéndose a una elite con la que se reunió en Copenhague en 1931, dijo: "Simplemente repetiré que actualmente estamos trabajando, discretamente, pero con toda nuestro poder para arrancar esta fuerza misteriosa llamada soberanía de las garras de los estados nacionales locales de nuestro mundo. Y al mismo tiempo negamos con nuestros labios lo que estamos haciendo con  nuestras manos..."
Los ingenieros sociales de la elite nos convierten en hetero-homos confundiéndonos acerca de nuestra identidad sexual. Niegan que las diferencias manifiestas de género existen, y convencen a las mujeres jóvenes para que se comporten como hombres. Describen el rol femenino tradicional como un "estereotipo social artificial y opresivo".
Los roles sexuales son artificiales si se invierten. Es entonces cuando las mujeres pueden actuar como estereotipos masculinos y los hombres pueden ser estereotípicamente femeninos.
Los ingenieros sociales saben que la gente es perezosa y crédula y que prefiere hacer según se les presenta dulcemente antes que usar su propia razón o instinto. En consecuencia, cuando un poder subversivo toma el control secreto, la gente resulta fácilmente manipulable.
Los roles heterosexuales no están inventados.
Corresponden a las diferencias biológicas. Por ejemplo, los hombres tienen diez veces más testosterona que las mujeres. Esta hormona hace a los hombres decididos, agresivos y arriesgados. (Vea los libros Why Men Don't Iron (1992) y Brain Sex (2003) por Anne Moir y David Jessel. En Internet pueden leerse extractos.)
Los cerebros de las mujeres son distintos. Por ejemplo, ellas hablan tres veces más y dos veces más deprisa que los hombres. (Véase The Female Brain (2006) de Louanne Brizendine.)
Los roles sexuales significan el reconocimiento cultural de diferencias biológicas y psicológicas. Cuando se niegan los roles sexuales, aparece la confusión, no podemos establecer vínculos con el sexo opuesto, nuestros instintos naturales se frustran y seguidamente sobrevienen la disfunción e interrupción del desarrollo.
La heterosexualidad no es una "preferencia sexual". Es parte del ciclo reproductivo. Cada estado, (matrimonio, paternidad, etc.) resulta necesario para nuestro desarrollo y felicidad como seres humanos. Para la mayoría de la gente, la paternidad es esencial con el fin de lograr su realización personal. La salud social depende de formar a la nueva generación en un entorno sano con valores positivos.
Nos están condicionando para que sigamos un modelo hetero-homo ideado con la finalidad de detener nuestro desarrollo en la fase del cortejo y hacernos disfuncionales, estériles y dóciles. Esta es la razón por la que casi todas las películas y la música fijan la vista en el romance, como si la población se hubiera congelado a los 19-26 años de edad.

EL DAÑO

En menos de 50 años, el feminismo y la "liberación sexual" han causado verdaderos estragos en la institución familiar. El feminismo aparenta abogar por las mujeres, pero en la práctica menosprecia las cualidades femeninas. El feminismo ha arruinado las vidas de millones de mujeres y de hombres que ahora se sienten incapaces de encontrar el amor duradero.
Un inventario somero de esos daños causados por el feminismo es el siguiente:

·         El número de hogares formado por casados con hijos ha descendido la mitad, del 50% del total en 1960 al 25% de ahora.

·         En 1965 el 24% de los niños negros y el 3,1% de los niños blancos de los Estados Unidos nacieron de madres solteras. En 2007 cuatro de cada diez bebés nacieron fuera del matrimonio.

·         El índice de matrimonios ha caído casi un 30% desde 1970 mientras que el índice de divorcios ha aumentado un 40%.

·         El índice de fertilidad se ha reducido a casi la mitad. En 1960, la mujer media canadiense tenía cuatro hijos. Hoy apenas alcanza 1,5. En 2002, la natalidad de los USA no hispana estaba en el punto más bajo de la historia, alrededor de 1,8. Para mantener la población se necesita un índice de natalidad de 2,2.
Estos datos y hechos pueden constatarse muy fácilmente usando Google.
"La mayor parte de las patologías sociales -delitos, encarcelamiento, prestaciones sociales, fracaso escolar, adicciones a la droga y el alcohol, suicidio, depresión, enfermedades de transmisión sexual- son manifestaciones directas e indirectas de la destrucción de la familia moderna americana." (William Bennett The Broken Hearth pág.4)



martes, 22 de octubre de 2013

LIBRO RECOMENDADO: ERNESTO GUEVARA DE LA SERNA. ARISTÓCRATA, AVENTURERO Y COMUNISTA, DE ENRIQUE DÍAZ ARAUJO



De la Introducción del Autor:

Este libro trata en primer término de la vida de Ernesto Guevara de la Serna desde su niñez hasta 1956. Asimismo, y concediéndole más importancia que a lo puramente biográfico, bastante conocido por lo demás, se examinan sus posiciones políticas y sus pensamientos, estos últimos sin una delimitación temporal precisa o infranqueable.

Respecto de lo primero, no caben dos enfoques diferentes. La existencia de este personaje fue lo que fue, y el historiador debe narrarla, hasta donde la conozca, con la mayor exactitud posible, sin apegarse a mitos, filias o fobias ideológicas. Por supuesto que el cronista también tiene algún derecho a emitir su parecer sobre esos sucesos; pero no entremezclándolo con ellos, de modo de confundir al lector.

Muy diversa es la consideración de las ideas (religiosas, filosóficas, políticas, sociales, etc.) del protagonista. Acá, además de la exposición, corresponde la crítica; esto es, manifestar un juicio positivo o negativo acerca del valor de aquellas. Para lo cual, el autor debe comenzar por fijar sus propios principios básicos, a fin de que el lector sepa a qué atenerse. Por lo tanto, ya declaramos ser cristianos-católicos en el plano religioso, seguidores del realismo metódico en el campo filosófico, admiradores del pensamiento político clásico nacido en la tradición europea occidental, y firmes militantes del nacionalismo defensivo argentino.

Como es evidente, tales principios no sólo son contrarios, sino exactamente contradictorios con los que sostuvo Ernesto Guevara de la Serna, ateo, inmanentista, marxista e internacionalista definido. Luego, que sirva la presente advertencia de notificación suficiente. Por manera tal que el lector no se sorprenda al encontrarse con opiniones adversas a las emanadas del biografiado. Claro está que unas y otras tratarán de ser expuestas con la correspondiente y respectiva honestidad intelectual (que no “objetividad”, que sólo cabe ante los hechos).

De aquello no se infiere que hayamos compuesto una biografía anti-Guevara. No. Más bien se podría decir que es un estudio crítico o contra-mitología guevariana. Evidentemente, pues, no será éste un libro más sobre “el Guerrillero Heroico” (denominación acordada por la hagiografía cubana). Ni -y esto por simples razones temporales- un relato sobre la muy respetable gestión militar del “Che Comandante”, toda vez que acá nos despedimos de él en el puerto de Tuxpan, México, cuando se embarcaba en el “Granma” hacia Cuba.

Entonces, surge una pregunta evidente: ¿por qué nos ocupamos de una personalidad tan distante de nuestra cosmovisión?

La respuesta también es obvia. Porque, contrariando sus ideas igualitaristas, Ernesto Guevara de la Serna fue un hombre entre mil, fuera de serie, un sujeto excepcional, digno del mejor de los estudios que se pueda brindar a una figura humana peraltada. Su coraje intachable y su voluntad acendrada, solos, merecen el más considerado examen.

Una segunda consideración surge de la eventualidad de haber dado con la que entendemos que es una clave en la vida del personaje. Aristócrata, aventurero y comunista. Los tres datos, en diversa proporción, han sido reconocidos por la ingente bibliografía relacionada con el caso. ¿Entonces: qué? ¿Dónde está la originalidad? En lo siguiente. En primer término, sostenemos que los dos primeros factores son hereditarios (la aristocracia, socialmente, desde ambos padres; el aventurerismo, genéticamente, de sus abuelos paternos). En tanto que el tercero, el ideológico, también fue recibido en el interior de la familia materna. Empero, lo más peculiar viene después. El factor aristocrático incide sobre el ideológico para configurar el “hombre nuevo” (“Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos”). El aventurerismo, por extensión geográfica y conexión ideológica, deviene en “internacionalismo”. Luego, el marxismo originario, amalgamado con los otros dos elementos, genera el “guevarismo”, tan peculiar, que no ha podido ser imitado por ningún émulo. Lo más interesante: que tal fusión no adviene por mezcla sino por combinación.

Y, por fin, que dicho combinado es dinámico y se fragua durante el acontecer juvenil del personaje. Motivo suficiente para fijar los límites temporales de nuestra obra (1928-1956).

He ahí nuestra tesis. Tal el análisis que intentaremos. Enrique Díaz Araujo.

EL PUDOR






Atañe a hombres y mujeres

El pudor es una virtud innata en toda persona que “reconoce el valor de su propia intimidad y respeta la de los demás. Mantiene su intimidad a cubierto de extraños, rechazando lo que puede dañarla y la descubre únicamente en circunstancias que sirvan para la mejora propia o ajena”. (1)
Dicho en otras palabras, el pudor es la virtud que nos enseña a descubrir y a preservar nuestra propia intimidad. Es el respeto por la persona y su misterio. Es la tendencia y el hábito de conservar la propia intimidad a cubierto de los extraños y tiene una nota esencial: no mostrar lo que debe permanecer escondido.
El pudor es la piel del alma que, cuando es invadida o avasallada, nos produce vergüenza. Es por eso que el extraño no debe pasar a través de este espacio que resguarda y protege nuestra intimidad, y cuando se nos acerca más de lo debido (ya sea física o espiritualmente) nos genera violencia. A esto responde la necesaria distancia y espacio, aún en el trato con el prójimo, que debe ser cortés, gentil y amable pero hidalgo y no vulgar. Hidalgo, porque demostramos que somos alguien, con pertenencia a un hogar o a una familia determinada, que somos hijos de “alguien”, (por más sencilla y humilde que sea nuestra familia pero será la nuestra), y porque no estamos accesibles para el común, para cualquiera, como transmitimos con la vulgaridad de la excesiva familiaridad, del tuteo y del besuqueo indiscriminado con todo el mundo.
Existe un pudor interno que atañe al mundo de los sentimientos y otro pudor externo que se refiere al cuerpo. Ambos enseñan todo sobre el mundo de la delicadeza y parten de la virtud de la templanza. El pudor va ligado a nuestra propia intimidad, que es la zona reservada de cada uno. Constituye el núcleo más hondo y arraigado de nuestra personalidad, de lo que nos pertenece, de ese mundo interior que nos hace ser personas únicas e irrepetibles por nuestro ser. La supresión de la intimidad, a su vez, implica masificación y quedamos convertidos en cosas, destruyéndonos como personas.
El pudor es además la conciencia que tenemos de la propia intimidad, de que la sexualidad humana es la sede, la morada, de un misterio que no puede ser desvelado a cualquiera, de ahí que naturalmente rechace el mostrar lo que debe permanecer velado. “Existe un pudor instintivo, ligado a la constitución psicológica del hombre y por tanto universal, que se manifiesta como sentimiento de miedo, de vergüenza, ligado de algún modo a la emoción sexual.” (2)
La castidad y la virginidad siempre exigirán al pudor como aliado y guardián. Lo necesitarán como un radar que detectará y las protegerá de los peligros. Ambas virtudes necesitarán de la virtud del pudor para generar el clima propicio “para protegerse”. El pudor, a su vez, necesitará de la pequeña virtud de la modestia como aliada, que le indicará los primeros pasos que no deben darse para no caer.

La moda no debe esclavizarnos.

“El pudor en cubrir el propio cuerpo significa que el propio cuerpo se tiene en posesión que no está disponible para nadie más que para uno mismo. Que no se está dispuesto a compartirlo con todo el mundo y que, por consiguiente, se está en condiciones de entregarlo a una persona (el cónyuge) o de no entregarlo a nadie”. (3)
Este debiera ser el sentido por el cual la desnudez de su novia o su mujer no debiera serle indiferente al novio o al esposo. Porque si ella pudorosamente se posee a sí misma será para entregarse a su propio marido, mientras que si se desnuda fácilmente o circula semi desnuda ante los extraños está tácitamente convocando “a más” a todos los demás, lo cual desde siempre fue una actitud sólo reservada a la prostitución. Si los hombres se mantienen fieles a su naturaleza, la desnudez femenina los tiene que conmover. Si no se conmueven, ni con la mujer propia, ni con la ajena, habrá que alarmarse. (Esto no significa que deban tratar de conmoverse con quien no es su legítima mujer).
Los mandamientos sexto y noveno fueron dados por Dios (tanto a hombres como a mujeres) para contribuir a que las personas sean más dueñas de sí mismas en el recto uso del sexo, ayudándolas a ordenarse, a elevarse y preservar las sanas costumbres de los pueblos. De ahí que educar en el sentido del pudor signifique educar en el resguardo de la propia intimidad, del modo de vestir, del modo de hablar, de la modestia de los gestos y los movimientos corporales. Una conciencia bien formada, serena, vigilante, equilibrada y consciente de las consecuencias de sus actos, defenderá la dignidad e intimidad del hombre en una actitud de respeto, no sólo hacia el propio cuerpo, sino hacia el de los demás. De lo contrario, despreciando estos dos mandamientos, los hechos nos demuestran que las personas se embrutecen y se degradan peor que las bestias, ya que el ser humano es el único ser creado que puede vivir debajo de su condición. Los animales, por ejemplo, no pueden. La vaca nace como vaca, crece como vaca, se desarrolla como vaca y muere como vaca. No puede ni elevarse ni degradarse debajo de su condición de vaca como fue creada. “Se dice que una persona no tiene pudor cuando manifiesta en público situaciones afectivas o sucesos autobiográficos íntimos y en general cuando se comporta en público de la manera en que las demás personas suelen hacerlo solamente en privado. Así, hay determinadas formas de comportamiento que se consideran anormales en la vía pública y se consideran adecuadas dentro del recinto doméstico, y otras que ni siquiera se consideran correctas dentro del recinto doméstico en presencia de “los íntimos” y requieren la soledad más estricta. Por ejemplo, para llorar, una persona preferirá su casa a la calle y, aún más, antes que la sala de estar elegirá la soledad de su habitación. Del mismo modo un sujeto normal no puede pasearse en pijama por la vía pública sin que resulte chocante para él mismo y sí puede hacerlo por los pasillos de su casa. Sin embargo, en el momento de desnudarse, tampoco estos resultarán adecuados y elegirá la soledad más estricta. Se podrían seguir amontonando ejemplos, pero con los aducidos hasta ahora es suficiente para percatarnos de que“pudor” es la “tendencia a mantener la propia intimidad a cubierto de los extraños”.


La “intimidad puede quedar protegida o desamparada en función del lenguaje, del vestido y de la vivienda”. (4)

Intimidad y vivienda.

El hombre construye una casa no sólo para protegerse del clima sino que necesita proteger su propia intimidad, necesita sentirse seguro y protegido en un ámbito que le sea propio. Uno no invita a pasar a su casa a cualquiera porque naturalmente resguarda su propia intimidad, su lugar íntimo. De ahí que nuestra casa sea nuestro lugar más reservado. La tendencia, a su vez, que tenemos de cuidar nuestro hogar y mantenerlo limpio y acogedor también atañe a la virtud del pudor, porque intentamos darle a los demás lo mejor de nosotros mismos. La ausencia de pudor en nuestro hogar se refleja con descuido de nuestra propia intimidad, porque demostramos que nuestra intimidad ya no nos pertenece, sino que la hemos “abandonado”.
Cuando abrimos las puertas de nuestra casa a cualquiera no estamos preservando nuestro hogar, sino que lo estamos abriendo y exponiéndolo a todos, sin discernir quién debe compartir nuestra intimidad y quién no. Esta moda hoy en día comienza desde los jardines de infantes y los colegios, en donde se ha impuesto como obligación, (porque la moda así lo impone), el invitar a todo el curso a los cumpleaños, sin elegir, sin seleccionar quienes pueden ser buenas o malas compañías para nuestros hijos. A lo sumo, siempre podremos mandar una torta (un pastel) al colegio para compartir y festejar ese día con todos los compañeros de curso.

El pudor no debe estar reñido con el buen gusto.

Por otro lado, cuando nos enteramos, a su vez, que alguien que ha sido nuestro huésped murmura o critica nuestra casa o algo de nuestra intimidad lo vivimos mal, como una traición, (que lo es), porque le hemos brindado lo máximo de nosotros mismos. De ahí que nos sea más fácil criticar a una persona en público que criticarle su propio hogar íntimo y hospitalidad que nos ha brindado, porque naturalmente percibimos nuestra bajeza en hacerlo. Igualmente un robo en nuestro hogar tiene la sensación de la violación de nuestra intimidad, al ser violentado por la fuerza lo que creíamos nos pertenecía en exclusividad.

Intimidad y vestido.

El pudor cuida el misterio de las personas, de su amor y de su intimidad. Nace con el despertar de la conciencia frente al pecado, como le pasó a Adán en el Paraíso. Antes de pecar, Adán estaba tranquilo en su desnudez, pero después de la caída, sintió vergüenza. La naturaleza ya había sido violentada. A partir de ahí, el pudor consistirá en rehusar a mostrar lo que tiene que estar escondido. El pudor de cubrir nuestro cuerpo significa que lo poseemos y que no está a disposición de nadie más que de nosotros mismos, que no estamos dispuestos a compartirlo con todo el mundo y lo podemos compartir con alguien, o con nadie, según nuestra decisión. Este es el argumento más atacado, porque se dice que nuestro cuerpo es la señal de la libertad, lo que no es así. La pérdida del pudor no nos hace más libres sino más manipulables, más fáciles de caer porque nos arranca los principios y valores que nos protegían como las capas de la cebolla.
La moda (desde la infancia) debiera responder a la exigencia de custodiar la intimidad personal sin estar reñida con el buen gusto y la elegancia. La persona debiera vestirse resguardando ante los demás la “propiedad” de su cuerpo, protegiéndolo y conservándolo para ser entregado, (en caso de matrimonio), a la persona elegida a compartir con nosotros la vida. Una persona pudorosa elegirá las telas, los distintos modelos de vestidos, las posturas, los modales y el lenguaje que más resguarden su intimidad. Utilizará el vestuario del club o el camarín de negocio para desvestirse detrás de la cortina, no exponiéndose gratuitamente delante de la vendedora o la cuidadora del vestuario. Si tiene cita con el médico elegirá la ropa interior más adecuada y más discreta posible. Si tiene que internarse para una operación o si tiene que compartir con alguien, (una amiga, o un familiar), el cuarto no se paseará desvestida violentando tal vez a la otra persona con su desnudez. El pudor en el hombre y en la mujer es natural, y es la sociedad moderna quien le impone lo contrario a través de las modas desde la infancia. La ropa interior impuesta con talle bajo desde la más tierna edad, los pantalones de tiro bajo para que se les vean los calzoncillos a los varones, los breteles de los corpiños que se usan expuestos a propósito y los trajes de baño y bikinis minúsculos. (Nota: Ni qué decir de las transparencias, aberturas, escotes, shorts, minifaldas y la ropa ajustada o reveladora por lo que enseña o sugiere). Todo tiende a bajar la guardia, a erosionar el pudor, a eliminar la diferencia entre la intimidad, (ropa íntima para uno), y lo que es público, (ropa de vestir para todos).
La complicidad y el instrumento de la moda en la revolución cultural no son para menospreciar sino para destacar. Satán, que conoce muy bien a quien ha de perder, ha puesto sus cañones en primer lugar en desvestir a la mujer para degradarla. La moda provocativa siempre será además una responsabilidad ante Dios ya que incita a otros a pecar. Es la sociedad moderna quien, a fuerza de desvestir hasta el máximo a la mujer, ha atentado contra la natural virilidad y respuesta del varón que, (con la naturaleza ya atrofiada), lee tranquilo e indiferente el diario en la playa rodeado de mujeres prácticamente desnudas… Es la revolución sexual que, como un instrumento más de la revolución anticristiana, al odiar al hombre intenta destruirlo.

Intimidad en el lenguaje.

Dijimos que el pudor es la virtud que nos socorre para preservar la intimidad de toda la persona, no sólo la física. Nuestra intimidad engloba un conjunto de emociones, sentimientos y estados de ánimo que constituyen la vida afectiva de la persona. Las personas comunicamos intimidad por medio del lenguaje. Nuestra interioridad es tan delicada, que debemos seleccionar a quien consideramos que serán merecedoras de nuestras confidencias y que no harán mal uso de ellas publicándolas. Aún en los sentimientos nobles y buenos, sentimos muchas veces pudor de revelarlos, como nos sucede a veces al decirle o al no poder decirles a personas que queremos que los amamos. Decimos que una persona no tiene pudor de su intimidad cuando cuenta indiscriminadamente su vida íntima haciéndola de dominio público. Hoy en día, copiando los medios de comunicación, uno escucha las intimidades más grandes en las conversaciones ajenas (que ya no son privadas sino públicas) ya sea en la oficina, el colectivo, las confiterías, las peluquerías, los vestuarios de los clubs o hasta en las reuniones sociales. A medida que perdemos el sentido de la existencia del alma perdemos también el sentido del cuerpo que es lo que sucede en las discotecas. Con el ruido ensordecedor no se puede hablar. La discoteca es el lugar de los cuerpos sin alma, donde todo está calculado para hacernos bajar las defensas, (porque el ser humano posee naturalmente defensas que lo alertan), y perder la noción y el sentido de lo que está bien y de lo que está mal. El volumen de la música cierra algunos canales de comunicación como el verbal, y abre otros: el de los sentidos. Se estimula el baile, se evidencia el cuerpo, se encienden los sentidos. Y se nos expropia de nuestra propia identidad, de nuestra intimidad, de nuestro misterio, de nuestros valores inculcados, de nuestra historia familiar y personal. En la discoteca, ante la imposibilidad de comunicarnos, de conocer nuestra intimidad espiritual, de conversar y transmitir nuestras inquietudes y anhelos más profundos, prevalece lo puramente físico.

Prevalece lo físico y lo sexual.
La angustia, la inseguridad, la soledad física y espiritual, la soledad interior, la falta del sentido de la vida, el anhelo profundo de ser amado del hombre moderno lo ha llevado a disgregar su ser interior. El hombre ya no sabe quién es. La moral ya no rige su conducta ni lo orienta el sentido del deber.
Los jóvenes hoy encuentran normales cosas que durante siglos fueron consideradas propias de la “mala vida”. Espectáculos obscenos gratis, en vivo y en directo en cualquier espacio público de la ciudad. Las relaciones sexuales son muchas veces provocadas por la parte femenina. Los anticonceptivos (muchos de ellos verdaderos abortivos) han fomentado el uso indiscriminado del sexo. El SIDA mentirosamente se combate con preservativos y todo esto lleva a toda una cultura de la genitalidad. La liberación sexual, especialmente para la mujer, quien se ha sacudido de “la opresión del varón” también ha “sacudido” el pudor. Al quedarse sin pudor, se ha quedado sin la virtud mediante la cual la mujer manejaba prácticamente la medida de la relación con el varón mediante el cortejo y el romanticismo. Todo un mundo de delicadezas y emociones profundas.
Los famosos reality shows de la televisión son la expresión más alarmante y manifiesta de la degradación humana (llamada procacidad) en donde la supresión del pudor es total. Desde un principio el hombre muestra una intimidad inhumana a niveles impensables de degradación y pura pornografía. No sólo se hace todo explícito, sin ocultar nada, sino que se actúa de manera impensable en la forma de vivir y comportarse de las personas sanas. Convertidas y degradadas en la animalidad, ya no se poseen a sí mismas sino que se abandonan.
Para recuperar el pudor que no se tiene o que se ha perdido hay que empezar por entender que la persona no es igual que un animal. Que tiene un cuerpo y un alma y lo que esto significa. Que así como el cuerpo tiene sus necesidades el alma tiene las propias. Si tomáramos conciencia de la maravilla que es el alma que hoy ya nos hace inmortales. Tenemos que recuperar el respeto por nosotros mismos, la autoestima. No somos un “elemento más de la biodiversidad”…Dentro de la cual nos quieren rebajar a la condición de igualdad con las piedras, con las plantas y con el perro…No.
Cada uno de nosotros es un ser único, singular e irrepetible y superior a todas las demás cosas y elementos creadas, creados a “imagen y semejanza de Dios”. ¿En qué consiste esta semejanza? No en el cuerpo sino en el espíritu, que es un soplo del aliento divino. Santo Tomás enseñó que el alma inmortal de cada persona es superior a todo el universo creado. Si éste es el valor de una persona, debo primero tomar conciencia yo de lo que valgo.
La supresión del pudor de nuestro tiempo responde a una faceta más del plan gramsciano para lograr la masificación y la destrucción de la persona.


Notas
(1) “La educación de las virtudes humanas”. David Isaacs. Editorial Eunsa. Pág 189.
(2) “Las verdades robadas”. R.P. Miguel Angel Fuentes. IVE. Ediciones IVE. Pág.229
(3) “La supresión del pudor”. Jacinto Chozas. Eunsa Pamplona. Pág.24
(4) “La supresión del pudor”. Jacinto Chozas. Eunsa Pamplona. Pág.18


Nota de la Redacción: Recientemente el Secretario de Salud capitalino (en la Ciudad de México), Armando Ahued, señaló que la vida sexual está insólitamente empezando cada vez en edades más tempranas, incluso desde los 9 años, debido a una "sobreestimulación sexual en películas, en novelas, en los comerciales, en internet. La pornografía se ha vuelto un gran "estímulo" para los chavos" (Reforma 17 X 13 Secc. Ciudad). Dato verdaderamente alarmante y triste que recuerda la advertencia de N.S. Jesucristo, cuando señala que quien escandalizare a un niño más le valdría que le colgasen del cuello una de esas piedras de molino que mueve un asno, y así fuese sumergido en lo profundo del mar (Mt 18, 6 ; Mc 9.42; Lc 17.2).

Magia, Rock y Satanismo (tercera y última parte)




Escribe Esteban Elías

PCI 

En las dos entregas anteriores se han planteado los antecedentes inmediatos de la contracultura moderna, fundada en las prácticas mágicas, cuyo difusor fue Aleister Crowley, y popularizadas por medio de la música rock, el consumo masivo de drogas y el falso misticismo orientalista. En esta última entrega se cierra la descripción y se proponen las respuestas católicas a estos desafíos.

La Revolución Psicodélica

Enancado en el fenómeno, del rock y por momentos indistinguible de él aparece este otro: la revolución psicodélica.
Un primer síntoma es el casi nulo contenido intelectual de las letras. Se busca mover las pasiones, no hablar a la inteligencia. Hay muchas letras absolutamente ininteligibles. El mismo hecho de que cantidades ingentes de nosotros hayamos tarareado letras en otros idiomas sin la menor idea de lo que decían ni decíamos, es todo un síntoma. Pero aún hay más. La inteligencia humana conoce por abstracción. Sin el dato de los sentidos nada hay en ella, como afirma el aforismo escolástico. ¿Cómo hacer para destruir su imperio? Rompiendo sus vínculos con los sentidos, o anulando a éstos.
Y en la historia del rock se percibe una influencia notable -más en unos grupos que en otros, es verdad- de un pseudo misticismo oriental que se inspira en el yoga. En efecto el objetivo de éste es conseguir por dietas, ejercicios y ciertas técnicas de meditación romper el vínculo del hombre con la realidad exterior, para así poder alcanzar la "iluminación".
A partir de un famoso viaje de los Beatles al Himalaya para, adquirir los conocimientos del Maharishi Maheshi Yogui, fundador de la «Meditación Trascendente » la fiebre por el orientalismo se convierte en una nota característica de la contracultura rock de fines de los años sesenta.
Sin embargo no era posible para un joven occidental pasarse años en un monasterio o "asram" para llegar a la "conciencia dhyánica" o al "Sama Saniadli". Había que buscar un recurso tecnológico que lo facilitara en poco tiempo. Y lo encontraron: la droga psicodélica.
Cuando los Beatles presentan su disco «La Banda de los Corazones Solitarios del Sargento Pepper» la publicidad en gran medida fue realizada por un extraño grupo de hippies denominado «League of Spiritual Discovery (LSD)» (Liga del Descubrimiento Espiritual). Su fundador, Timothy Leary, era un científico y psicólogo que había pasado años realizando experiencias con drogas.
Su grupo se reunía en una verdadera liturgia en la cual se consumía primero, marihuana y, para los más avanzados, LSD. Significativamente las tres letras del ácido lisérgico formaban la abreviatura, del nombre del grupo.
Leary denominaba a esta droga el «sacramento de una nueva religión ». En efecto, era el signo visible y eficaz de la "gracia". Esta droga, que no causaba dependencia, provocaba la ruptura entre los sentidos y la inteligencia.
La imaginación -"la loca de la casa" para Santa Teresa- comenzaba a trabajar "fabricando" un nuevo mundo, que el drogado, creía más real que la realidad. El sueño hippie de o La imaginación al poder se cumplía acabadamente con solo consumir una pequeña dosis de LSD. Una confesión del beatle Paul McCartney hecha años después de que el grupo se separara confirmó que una canción del disco "Lucy in the Sky with Diamonds" se compuso bajo el efecto del LSD. También en este caso, las letras iniciales del nombre forman la sigla de la droga-sacramento. La literatura que acompaña al hippismo también muestra lo que la droga significa para muchos de estos grupos. La búsqueda de una realidad más real que la de los sentidos.
De la lectura de sus obras y de reportajes concedidos surge claro que identificaban los "estados de conciencia" alcanzados por los alucinógenos con los éxtasis místicos de las religiones orientales ... pero también con la "séptima morada de Santa Teresa" o "la cumbre del Monte Carmelo" de San Juan de la Cruz. Y aquí ya se ve una actitud francamente mágica: La búsqueda de lo sobrenatural por medios naturales. Después de lo dicho, no sorprenden ciertas afirmaciones sobre vínculos de los más famosos conjuntos del género con grupos ocultistas y esotéricos.
Los Rolling Stones han compuesto la canción «Sympathy for the Devil », nombre de la película dirigida por Jean Luc Godard (director de la tristemente célebre «Je Vous Salue Marie»).
El caso de los Beatles es más complicado. Uno de sus discos, el álbum blanco (especialmente dos canciones llamadas «Helter Skelter », y «Revolution Number Nine») sirvió de "inspiración" al famoso "Clan Manson" en su matanza ritual. Cinco personas fueron brutalmente asesinadas por el grupo. Según sus declaraciones en el juicio, Manson obligaba al grupo a escucharlas varias veces por día (esas y otras). Antes de partir a cometer el crimen les dijo «Ven lo que los Beatles nos piden. Vayamos y hagámoslo». Entre las asesinadas estaban Sharon Tate, quien de joven se había dedicado a prácticas de magia, y era por entonces esposa de Roman Polansky, el director de la famosa película "El bebé de Rosemary", en la que anuncia el nacimiento del Anticristo. Para hacer la película Polansky (iniciado en una escuela gnóstica polaca) había contado con el asesoramiento de Anton Szandor Lavey, el Jefe de la Iglesia Satánica en California con quien después rompe lanzas al ser acusado de "revelar secretos". Polansky promete vengarse de la muerte de Sharon.
Lo cierto es que la canción «Revolution number nine » es la primera en que se descubre un mensaje subliminal fonorrevertido. El texto del mismo es «run me on, dead man», que en la interpretación del Padre Regimbal (14) significaría una incitación blasfema dirigida a N.S. Jesucristo. Por último está el otro hecho muy significativo: la casa en la que se filma la película "El Bebé de Rosemary" es la misma en la que vive el Beatle Lennon, y en cuya puerta muere asesinado en 1980. Todo esto puede parecer circunstancial, solo apto para una mera conjetura.
Lo que seguramente no es conjetura es que en su famosa obra ya citada «Magick», Crowley recomienda el uso de «mensajes fonorrevertidos» para entrenar adeptos. Y que su figura aparece en la tapa del disco «La banda de los Corazones Solitarios del Sgto. Pepper». Cuando el disco salió, Ringo Starr afirmó respecto a las figuras que allí aparecen: "Hemos colocado allí a los que amamos o admiramos". Queda claro.
Más claro es el caso del grupo «Led Zeppelin», el cual en su canción «Stairway to heaven» contiene dos mensajes fonorrevertidos. El primero permite escuchar «I'…ve got to live for Satan » (debo vivir para Satanás) y el segundo (It'…s my sweet Satan » (es mi dulce Satanás). El grupo tenía fama de "maldito" aún entre los mismos rockeros por ciertas muertes inexplicables que lo acompañaron en su existencia. La de Hale, el fotógrafo, en la casa de Page, el jefe de la banda, la de Warwood uno de los productores, la de J. Bonham, el baterista, en la casa de Page, quien después de haber bebido 40 medidas de vodka, se ahogó en su propio vómito. La muerte de un vástago de otro miembro del grupo también inexplicable (Karack, hija de R. Plant) motivó las acusaciones sobre Page de prácticas mágicas. Lo cierto es que según una noticia de la revista rockera argentina «Pelo» (16), Page compró Boleskine House -la vieja mansión de Crowley- operación que realizó por una abultada cifra.
Jimmy Page, otro famoso rockero, compuso la banda de sonido de la película «Lucifer'…s Rising » (La Exaltación de Lucifer), dirigida por el director de cine "underground" Kenneth Anger, discípulo del propio Crowley. En la película actuaban, -como si algo faltara- Robert Beausoleil, (a) "Cupido", miembro de la "Familia" Manson, y, personificando a Lucifer, Mick Jagger, "voz líder" de los Rolling Stones. Anger viajó en los '70 a Sicilia para rescatar las ruinas de la Abadía de Thelema, obra de Crowley.
Alguno podría quizás sonreír pensando que trato de buscar un efecto apelando a relaciones y hechos "extraordinarios". No entraremos a investigar subjetividades, solo constatamos los datos que surgen de publicaciones y obras de los propios interesados. Pero hay al menos dos datos difíciles de reducir al sensacionalismo:
Primero, los resultados. Cuando una persona o grupo humano pasa ciertos límites en el bien o en el mal, resulta difícil atribuirlo a causas puramente naturales. Y en toda la contracultura del rock, se respira una apología sistemática de las perversiones… no solo especulativas, sino bien concretas. ¡Cuántas vidas deshechas por los desórdenes sexuales! ¡Cuántas acabadas por la droga! La crónica policial brinda también ejemplos de orgías y asesinatos rituales a los que otras explicaciones "racionales" les quedan inapropiadas.
La apología del suicidio y el odio a los trascendentales en el «punk » tampoco resisten una mera interpretación naturalista. Nadie niega que pueda haber casos de psicosis u otras enfermedades mentales. A lo que nos resistimos es a que la psiquiátrica sea la única y la última explicación de todos estos epifenómenos. Cuando leemos sus letras, sus reportajes, las revistas especializadas, vemos que nuestra visión del problema encaja mucho más con sus propias convicciones que la explicación superficial.




Segundo, llama la atención la precisión teológica de sus letras en varios casos. El grupo australiano AC/DC (Siglas interpretadas AntiChrist / Death to Christ) grabó un LP titulado «Highway to Hell ». La letra es sobrecogedoramente exacta respecto a las realidades infernales...
"Viviendo fácil amando libremente boleto para pasear solo de ida no necesito razón, no necesito rima preguntándome todo queriendo ser estoy en la autopista al infierno mis amigos estarán allí también estoy en la autopista al infierno no hay límites de velocidad ni señales de detención autopista al infierno nadie me va a confundir pagando mis deudas ¡eh! mírame estoy en la autopista al infierno estoy en el camino de la tierra prometida tocando en una banda de rocknroll estoy en la autopista al infierno no me detengas".
Se reconoce la existencia del pecado, "deudas", de Redentor: estamos ante una voluntad ilustrada que busca el mal como tal. Y todos los desórdenes, desde las perversiones sexuales al satanismo explícito, pasando por la droga, alucinógenos, el culto a la violencia, el odio a lo cristiano, el gusto por el orientalismo o las formas paganas de religión se encuentran en el rock. Por eso creemos que no en vano la persona y las enseñanzas de Crowley se encuentran en sus vidas, tapas de discos, etc. Es verdad que no es el único. Pero es el que más aparece. De allí el espacio que le hemos dedicado.
El rock no solo es un género musical. Sus tendencias han inspirado también al cine y a la literatura. El arte surrealista de principios de siglo fue, podríamos decir, su anticipo, solo que la inexistencia de los medios masivos impidió una difusión como la actual. Es evidente que las obras de Artaud, o de Breton y otros han servido de inspiración a más de un grupo. Incluso la lectura del Manifiesto Surrealista resulta más inteligible hoy para un joven rockero, que para un hombre de la década del '20.

Para dar una respuesta católica en el campo de la cultura y la religión debemos:

1- Profundizar la crítica a la modernidad desde la tradición

Tendría que ser el primer paso. Ya no podemos reconocerle su pretendido carácter de "seculares" o "laicas" a las manifestaciones culturales modernas. En el mundo de la modernidad hay una religiosidad inmanente ab initio, de la cual las formas actuales son la consecuencia lógica, el fruto maduro. Los católicos debemos aprender a reconocer las distintas "idolatrías" de la cultura moderna y contemporánea y reconocerlas como contrarias a la virtud de religión, al primer mandamiento. El antagonismo no es - nunca pudo haber sido- cristianismo vs. razón humana. Sino cristianismo vs. anticristianismo. Aunque este último pueda revestir diversas formas y aplicaciones. No debemos conceder nunca al adversario el terreno de una cierta "neutralidad", imposible en materia religiosa. Todo hombre y toda sociedad adora a un dios. Será el Dios verdadero o será un ídolo. No hay posición intermedia.

2 -Recuperar el verdadero sentido católico

Hoy se ve mejor cuán caro se paga el haber reducido por discutibles motivos apologéticos (en el fondo por falta de confianza en la propia identidad) la Religión del catolicismo de diversas maneras:
a) el reduccionismo racionalista: ya visible con la decadencia escolástica que pretendió que el discurso racional puede agotar el misterio, acentuó así la pérdida del sentido de la liturgia en la que se busca excesivamente la "comprensión" olvidándose de la "contemplación". Con la pérdida del sentido misterioso del culto, la Misa se parece más a una conferencia apologética que a un acto de adoración. Se busca una liturgia "clara y distinta". Se privilegia la explicación. De allí la progresiva protestantización de nuestra liturgia.
b) el reduccionismo moralista: la consecuencia de lo anterior es la reducción de la teología a un conjunto de discusiones que parecen alejadas de la vida y poco necesarias para la Salvación. Viene entonces la manía moralista. La religión reducida a moral. No importa lo que se cree, solo es importante lo que se practica. Devaluación de la Fe, del Dogma. El divorcio entre la Fe y las obras. Es lo que se esconde en la frase "No importa que no crea lo mismo que nosotros si obra igual". Con lo cual el orden práctico pierde su vínculo con el teórico.

La religión en definitiva se reduce a un instrumento para controlar la conducta. Se justifica el Dogma por la Moral.
c) el reduccionismo sensiblero: la religión como bálsamo de corazones afligidos. ¡Cuántos disparates litúrgicos y teológicos se han justificado en frases como «A la gente le gusta», «Así vienen más a Misa»! Se olvida cualquier mensaje dirigido a las facultades superiores del hombre, solo se le habla a su corazón. Se confunde creer en Dios y en Jesucristo con "sentirlo", "experimentarlo". El subjetivismo afectivo confunde la caridad con la compasión humana (de la que puede estar acompañada, pero es esencial y formalmente distinta)… estar en Gracia con sentirse bien. ¡Cuántos "movimientos eclesiales" promueven y fomentan esta suerte de piedad sensiblera!
d) el reduccionismo socio-político: es el típico de las corrientes condenadas de la «teología de la liberación». A la pérdida de la Fe se agrega la de la Esperanza: la teología se resuelve a lo Feuerbach en antropología y la pastoral en la acción social y política directa. Con estas deformaciones tan graves de nuestra religión ¿cómo extrañarse de la proliferación de las sectas y de los cultos esotéricos? Si hay veces en que la diferencia con lo que se ve en algunas parroquias no supera el orden del accidente.
e) el catolicismo mágico: En cierta oportunidad pregunté a un amigo cuyo "regreso" a la Fe me había sorprendido, qué era lo que lo había devuelto a la Iglesia. Y la respuesta fue «Desde que voy a escuchar las palabras que el padre Fulano recibe de una vidente, conseguí trabajo, se curó mi esposa enferma y mejoró mi estado físico ¡cómo no voy a tener Fe!». Confieso que quedé estupefacto. Este amigo no concurría a una Misa Católica... iba a un acto de magia... según los términos en los que la define Aleister Crowley. No había en él ninguna intención de adorar a Dios. Dios, sus ministros y su culto eran excelentes herramientas que le solucionaban sus problemas aquí abajo, en la tierra. Y si creía en la Vida Eterna, era porque eso lo ayudaba a dormir mejor. Es imposible pensar en una subversión más radical de la verdadera religión, en la cual la adoración es el acto de humillación de la creatura ante Dios, el Creador.

Sí, a ello debe apuntar la reconquista.

Es fundamental recobrar el sentido de la acción ordinaria del Espíritu a través de la oración y los sacramentos. Ellos deben ser el centro de la vida cristiana y no la búsqueda enfermiza de lo extraordinario, lo raro. Basta la Fe en las verdades del Catecismo, no hace falta que Cristo o la Virgen aparezcan todos los días para decirnos qué hacer. Ya Nuestro Señor lo dijo: «Cumple los mandamientos». Hoy, mientras las leyes divinas parecen devaluadas o deformadas hasta para los propios católicos, muchedumbres enormes se movilizan para escuchar el último mensaje de la última aparición. (18)
La pérdida del sentido simbólico en el catolicismo de hoy por la reducción del mismo a un vínculo puramente psicológico entre la figura y lo simbolizado con la consiguiente ruptura de la unión metafísica de lo visible con lo invisible. Esto es lo que urge reencontrar en primer término. Esta es la única salida posible de la religión reducida a mero sentimiento o mera moral o mera razón. Restaurar la liturgia -que es la forma más popular de acercarse a lo simbólico- para que sea verdaderamente la comunión de los fieles con el Misterio, que, aunque incomprensible, es cognoscible a la luz de la Fe y de los Dones de Sabiduría, Ciencia, Inteligencia y Consejo.
Pero la mística no existe sin la ascética. Urge también recobrar el sentido genuinamente católico del ascetismo. No para predicar una espiritualidad reducida a él, sino para que sirva de base segura a aquélla y defensa, frente a tantos pseudomisticismos puramente sensibles y hasta meramente sensuales.
Si no recuperamos la actitud contemplativa y teocéntrica del catolicismo, nada nuevo ni original podremos ofrecer a nuestra civilización cientificista, que se proyecta cada vez más hacia una actitud mágica y esotérica.
Para eso es imprescindible que los católicos comprometidos nos impregnemos de lo sagrado, de lo auténticamente sagrado. No es por falta de metodologías o de técnicas pastorales que la gente se aleja de la Iglesia, es por la falta de Fe y de Caridad auténtica. Cuán poco se escucha hablar de la mística, del misterio, de la existencia y de la acción del Demonio, de las postrimerías, de la venida del Anticristo. Tenemos miedo de parecer anticuados. ¡Pero resulta que esos temas son los que concitan -en sus versiones deformadas- la atención de gran parte de la juventud!
Tememos ser exigentes en la prédica de los Dogmas por miedo a chocar contra la mentalidad moderna. ¡Pero vemos como pululan creencias muchísimo más difíciles de aceptar, como la reencarnación y otros infinitos disparates, repugnantes a la razón mis elemental! Tememos referir los acontecimientos a la Providencia, hablar de la acción de los Ángeles ¡Y la gente acude en masa a cuanto adivino y medium aparece! Se teme que la moral católica de siempre sea demasiado rigurosa para el hombre de hoy. ¡Y la gente acepta, en gran número, las caprichosas prohibiciones de gurúes, magos, chamanes y vegetarianos... frente a las cuales palidece el moralista más severo!
Cuando el católico descree de la eficacia de los Sacramentos y confía en que un buen discurso llena mejor la parroquia… cuando busca para la misa las músicas que gustan y no las que elevan, se puede sospechar el comienzo de una actitud mágica. Una fe más sostenida en métodos humanos que en la acción divina para santificar. Estamos en el camino equivocado. Lo mismo cuando se trata de explicar por la razón todas las exigencias de la Fe, estamos ante un principio de naturalismo.
La verdadera línea de defensa contra la magia y el esoterismo es nada más - ¡pero nada menos!- que la recuperación de la identidad católica por parte de los católicos y la perseverancia en ella, a pesar de la incomprensión o el sarcasmo de muchos. Otras cosas podrán servir de paliativo, pero no serán el remedio. Porque la enfermedad del hombre moderno consiste en la pérdida del Dios vivo y en su frenética carrera por buscar substitutivos, "ídolos". La solución radica en reencontrarlo con Él. Lo demás es añadidura.

Notas:

1 Di Pietro, Alfredo: "Cristianismo y cultura" en "Actualidad de la Doctrina Social de la Iglesia" AA.VV. Ed. Abeledo Perrot, Bs. As. 1979.
2 Gómez Pérez, Rafael: "Los nuevos dioses" Ed. Rialp, Madrid, 1986, pág. 12.
3 Capanna, Pablo: "Manifestaciones de un neopaganismo esotérico" en AA.VV. "Las sectas en América Latina". Ed. Claretiana. CELAM. Bs. As., 1988, pág. 341.
4 Capanna,. Pablo: op. cit. pág. 244.
5 Pawels, Louis y Bergier, Jacques: "El retorno de los Brujos", ED Plaza &… Janes, Barcelona, 1977, pág. 22.
6 Capanna, Pablo: Op. cit. pág. 246.
7 Colomer, Eusebi: "De la edad media al renacimiento" Ed. Herder. Barcelona, 1975, págs. 212 y ss.
8 Capanna, Pablo: op. cit. pág. 246.
9 Frere, Jean-Claude: "Las sociedades maléficas - El diablo, ayer y hoy", Ed. Martínez Roca, pág. 122.
10 Frere, Jean-Claude: op. cit. pág. 125- 126.
11 Crowley, Aleister: "Magick. Ed. Castle Books, New York, s/d pág. X.
12 Crowley, Aleister, op. cit. pág. XII.
13 Crowley, Aleister: op. cit. pág. 153.
14 Regimbal, Jean-Paul: "El rock'…n'…roll. La Violación de la Conciencia por el Mensaje Subliminal) Ed. IMTS, Bs. As. 1988, pág. 24.
15 Crowley, Aleister,: op. cit. pág. 417.
16 Revista "Pelo" N º 85, año VIII, marzo de 1977. El número dedicado a celebrar el vigésimo aniversario de la salida del disco «La Banda del Sargento Pepper » da los nombres de todos los personajes de la enigmática tapa. Allí aparece claramente indicado Crowley y su fotografía se reconoce claramente.
17 Concilio Vaticano II. Constitución Dogmática "Lumen Gentium".
18 Cfr. "Pentecostalismo y Aparicionismo", Suplemento de Panorama Católico N º 22, mayo-junio de 2002).