R.P. Bertrand Labouche
BACH
y PINK FLOYD
Breve
estudio comparativo de la música clásica y la música rock
Se limita, en general, a tres o cuatro acordes, que vuelven
sin cesar.(1) La facilidad técnica es una constante en el rock. ¿Por qué
entonces esforzarse en la armonía si lo esencial es dado por el ritmo? La guitarra
(clásica) es un instrumento difícil que supone un trabajo asiduo; la pieza
Asturias, de Albéniz, ¡no se aprende de un día para otro tocando algunos
acordes!
¿Cuáles son los acordes del “rock”?
Consultemos uno de estos métodos básicos concebidos para los
rockeros principiantes.
• Estos acordes, tres, son exclusivamente acordes de 7a:
Mi 7a, la 7a, si 7a. ¡Interesante! El acorde
de 7a es utilizado en música clásica como un acorde de transición,
resuelto por un acorde consonante, según una tonalidad predefinida; en sí
menor, en re mayor, etc. En el caso del “rock”, se trata de los acordes
fundamentales. Esto es una aberración musical. Por supuesto, todas las piezas
de “rock” no utilizan necesariamente el acorde de T, pero estos acordes
constituyen la base del “rock”.
Es claro que el efecto de estos acordes, siendo disonantes,
de esta constante desarmonía, será una impresión de tensión continua, de
malestar, de inestabilidad, de vacío en el alma, de frustración. La sensibilidad
no tendrá un instante de reposo, especialmente si el acorde final será a menudo
un acorde de 7a, como en el caso del blues.
• Otro tipo de acordes(2) es de aquellos compuestos por dos
notas (por ejemplo mi-si), alternados y repetidos con otra nota (fa#),
tocado por el dedo meñique de la mano derecha, mientras se pega al ritmo.
• Es de notar igualmente que en la guitarra de rock, siendo
eléctrica y llevada a un volumen muy alto, los acordes son reducidos a tres o
en algunos casos a dos notas tocadas simultáneamente; esto es más fácil que
tocar el acorde completo sobre cinco o seis cuerdas. Esto trae como
consecuencia un empobrecimiento de la armonía, constituida por acordes
incompletos, ahogada por el volumen y por otros procesos que veremos más abajo.
Imaginen un guitarrista de flamenco que sólo tocara acordes
de dos notas: sería aburrido como la lluvia y no tendría nada que ver con el
flamenco, un arte difícil que no se puede satisfacer con una técnica tan
limitada.
Resumamos: La armonía en el “rock” tomado en general,
consiste y se limita al uso de acordes esencialmente disonantes o empobrecidos,
en
número restringido y repetidos incansablemente.(3)
La melodía
En un 99% de los casos,
es de una alucinante pobreza. Este elemento esencial del arte musical no es
importante en el “rock”. La reina de la música no es más que una miserable
sirvienta. He aquí dos ejemplos, que no son de los peores casos:
- El título de la
canción “Goin’down” de los “Monkees” se repite ochenta y cinco veces en dos
minutos.
- Igualmente el de la
canción "Cheap thrills” de “Rubén and the Jets”, se repite treinta y seis
veces en ciento cuarenta segundos.
A menudo, la melodía de
una pieza de “rock” no llega a un punto terminal; el final no es preparado,
pues no hay nada para preparar. La conclusión se hará en una explosión de ruido
o, en muchos casos, consistirá en repetir una frase o una serie de notas.
Una disminución
progresiva del volumen, si escuchan un disco, o los gritos de histeria del
público terminarán por interrumpir la pieza de “rock".
En el “rap”, la melodía
acaba por desaparecer completamente, tragada por el ritmo: el cantante dice un
texto (no hablamos aquí acerca de su calidad y de su vocabulario
particularmente escogido) siguiendo el ritmo y sus síncopas. El grupo “Eminem”
es uno de los principales representantes del “rap”, nueva forma de “rock” muy
apreciada actualmente.
Estas “melodías”
embrutecedoras, escuchadas muchas veces por los jóvenes, gritadas a sus oídos
por sus “walkman”, ¿obtendrán el mismo efecto que una Serenata de Schubert, un
Choral de Bach o un motete de Mozart?
Una melodía noble
ennoblece, una melodía pacífica otorga paz, una melodía pobre hace brutos.
Efectos
especiales
Son necesarios para
compensar un conocimiento insuficiente de la música y una técnica limitada.
Estos efectos especiales tienen por objetivo aumentar el impacto sonoro y
exacerbar los sentidos. El lector puede concluir acertadamente que, con estos
efectos, una banda de “rock” hará de su público lo que quiera...
• La guitarra está
provista de una barra de distorsión de las cuerdas.
• El guitarrista utiliza
pedales de distorsión, “fuzz”, “wah-wah”, etc., conectados entre la guitarra y
el amplificador. Permiten “metalizar”, triturar el sonido, prolongarlo, darle
eco, transformarlo en un ruido de avión, de bombas (por ejemplo, en la
“interpretación” del himno de los Estados Unidos por Jimmy Hendrix), etc.
• Puede también
utilizarse un “bottle neck”, que es un cilindro de metal insertado en el dedo
índice de la mano izquierda; permite resbalar sobre las cuerdas; tiene una
apariencia muy lejana a aquel de la guitarra hawaiana.
• Este volumen, a menudo
sobrepasa, en conciertos o en los boliches, el límite que el oído humano puede
soportar. Los “fans” del “rock” sufren frecuentemente de problemas auditivos
irreversibles. En cuanto a los rockeros, el volumen les procura una impresión
de poder, de invencibilidad y les permite crear un ambiente de violencia
extrema.
• El guitarrista utiliza
sistemáticamente un mediador (o plumilla), que sostiene entre el pulgar y el
dedo índice de la mano derecha que le facilita el golpeado y trinos rápidos y
prolongados.
• Una guitarra eléctrica
se compone de un mástil más largo que aquel de la guitarra clásica, fijado
sobre una caja muy recortada, que permitirá tocar notas extremadamente agudas.
Además, para aumentar el placer, puede también producir efectos larsen.
• El solista, a menudo,
no pasa directamente de una nota a otra sino progresivamente, distorsionando la
cuerda; esto le permite tocar deliberadamente de arriba o abajo el acorde
acompañante.
• El baterista puede
electrificar su batería, así como también sintetizarla, esto es tocar una nota
a cada golpe.
• El cantante necesita
de un micrófono pegado a sus labios y conectado a un sistema que permita darle
eco o profundidad a su voz.
• Unas luces
deslumbrantes, sincronizadas con el ritmo, barren a la multitud, o descomponen
los movimientos.
No evoco más que los
efectos relacionados con la música: son elocuentes. Todos contribuyen a
aumentar la excitación de los sentidos hasta el paroxismo.
Los
textos
Es necesario hablar de
los textos pues, como lo hemos visto, la música tiene una relación estrecha con
el texto.
- Los temas más
frecuentes son: la droga, la violencia y el sexo en todas sus formas, la
rebelión contra el orden establecido.
- Su calidad, sin contar
los “yeah”, los gritos, etc., oscila entre el horror y la nulidad, cuando no
llegan a ser blasfemias. Si nuestros jóvenes comprendiesen estos textos en
inglés, quizás reflexionarían un poco antes de escucharlos una segunda vez.
Si una música es tanto
más bella cuanto traduce nobles sentimientos y está a la altura de los textos
sagrados o de obras literarias, o simplemente de buen gusto (música
folklórica), ¿no puede entonces deducirse, de otro lado, que el “rock” y la
vulgaridad van necesariamente a la par?
He aquí algunos ejemplos
significativos de inspiración de rockeros: “Sympathy
for the devil” (“Simpatía por el diablo” - Rolling Stones), “Lucy in the Sky with Diamonds” (L.S.D:
droga; Beatles), “Brown sugar”
(droga; The Doors), la canción “We are
the champions" que tantas veces se escuchó en 1998 con ocasión de la
victoria de Francia en la copa del mundo de fútbol, en realidad es el himno
nacional del movimiento homosexual de los Estados Unidos.
“Dead babies", “bebés muertos” de Alice Cooper, “Hell’s bells”, “Las campanas del infierno”, del grupo AC/DC, “El álbum blanco del diablo” con la canción “Revolution n° 9” (Beatles, 1968), “El sacrificio más agradable a Satanás es matar a los bebés no
bautizados” canta Black Sabbath en su disco “Sabbat sanglant”, el grupo Prince canta “Actuemos como si todos estuviéramos casados”, (el amor libre), etc.
etc.
Los rock dichos
“nacionales”, por supuesto, difunden las mismas perversiones: Charly García,
considerado hoy en día Patrimonio Cultural Argentino (!) canta, por ejemplo: “Cambiaste de tiempo y de amor / Cambiaste de
sexo y de Dios / Y en sensual abandono vendrá (droga) / Y lleva el caño a tu
sien / bang, bang, bang” o “Un señor
que yo conozco / Anda siempre con muchachos”, etc. etc.
Sería muy fácil llenar
muchas páginas de citas repugnantes de los grupos más escuchados por la juventud.
Un tipo de música se
adapta perfectamente a estos temas, y es uno sólo: el “rock”. La música
clásica, durante el desarrollo de su historia, jamás se ha visto sometida a una
depravación tal.
La belleza es “el esplendor de la verdad”
(Aristóteles). Ahora bien, el “rock”, con distintos grados, es el vehículo
musical privilegiado de la mentira. Por lo tanto...
Un
ejemplo de “rock”
Como lo habíamos hecho
para la música clásica, veamos un poco más de cerca de qué está hecha una
canción famosa de “rock”. Estudiemos “Vértigo",
el reciente y enorme éxito del grupo irlandés U2, que no está entre los más
decadentes.
Una canción así deja un
sabor amargo en la boca. Esta mezcla de violencia rítmica, de “acordes duros”,
de un vago y malsano sentimiento religioso, es dañina. Traduce una profunda
tristeza sin la esperanza de una verdadera liberación. Construida con los
sempiternos estereotipos de la “rock music”, esta canción no tiene ningún valor
musical.
El disco que contenía
esta canción, me fue prestado por un alumno... ¡de una de las escuelas de la
Fraternidad San Pío X! He aquí lo que varios jóvenes nuestros escuchan, la
música que ellos aman. Que los padres no se asombren si los resultados
escolares y espirituales de sus hijos no están a la altura de sus esperanzas...
Padres y educadores, ¡vigilen!
A decir verdad, nada es
más fácil que componer una pieza de “rock”: modifiquen un poco cualquier
melodía básica de una canción de “rock” clásica, añádanle tres acordes, un bajo
lancinante, y sobre todo una percusión desenfrenada, sin olvidar unas palabras
que nutran la violencia y la sensualidad o cuyo carácter extraño quiere
aparentarse al de la profundidad, agreguen unos cuantos “yeah” y otros borborigmos,
y repitan todo eso a un alto volumen. Hagan así durante tres o cuatro minutos hasta
una brusca conclusión en un acorde de 7ª puntuado por un aullido, a menos de
que escojan no concluir, y entonces repitan diez veces cualquier cosa que
quieran(5): habrán creado así una pieza de “rock” digna de ese nombre. ¿Digna
de pertenecer al arte musical? Eso es menos seguro.
“Pero usted exagera, no todos los tipos
de rock son así, muchos tienen una real calidad musical”. Responderemos ahora a
esta objeción corriente.
(1). En la canción “Alter Bathing at
Baxter ’s" el grupo Jefferson utiliza durante 9 minutos la misma secuencia
de acordes.
(2). Llamados de shuffle rock abundantemente
usados por Chuk Berry en "Johnny be good”, “Roll over Beethoven” (¡sic!),
etc.
(3). Desgraciadamente se
pueden evocar también los cánticos progresistas de la nueva liturgia, cuyos
efectos son más de contonearse que de rezar. “Yo nunca comprenderé por qué el
clero, que posee este magnífico tesoro del canto gregoriano, tiene el mal gusto
de utilizar otra cosa en sus iglesias”. El Alleluia de Taizé, por ejemplo, gran
éxito internacional de la Iglesia conciliar, no tiene nada que ver,
musicalmente hablando, con un Alleluia gregoriano. Ciertamente un estudio sobre
este tema acabaría con conclusiones que no honrarían la liturgia progresista...
(4). “¿Quién nos hará ver los bienes
verdaderos?” (Salmo 4, 61).
(5). Como
por ejemplo, “comete un chicle", repetido 32 veces por "Alcalá”,
grupo argentino de cuarteto, forma de música también muy apreciada por los
jóvenes actuales.
TEMAS MUSICALES MENCIONADOS EN EL ARTÍCULO: