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lunes, 26 de agosto de 2013

A PROPÓSITO DE LA TRAGEDIA DE CARMEN DE PATAGONES

VIOLENCIA ESCOLAR

Por Alcuino Di Ferro

Hace años las secciones periodísticas que infor­maban sobre educa­ción y sobre policiales, en la prensa escrita, se hallaban bien diferenciadas y distantes. Hoy en cambio, se interrelacionan y superponen con alar­mante frecuencia en el contexto de una creciente y grave escalada de “violencia escolar”, la que es ape­nas una muestra de la descomunal violencia física y moral que todo lo abarca en el mundo presente. La educación argentina, como la sociedad toda, acentuó desde ha­ce dos décadas un camino de decadencia para sumergirse, sin pri­sa pero sin pausa, en un abismo que parece no tener fin. Congreso Pedagógico y Ley Federal de Educación mediante, se aceleró un proceso de aniquilamiento de la educación en todos sus niveles. La llamada capacitación perma­nente, a juzgar por sus resultados, más se asemejó a la divisa trotskysta de la revolución permanen­te. Los partícipes necesarios de tal proceso (educadores, educandos, directivos y hasta padres) fueron ganados, conscientes o no y salvo muy contadas excepciones, por una culposa indiferencia para discernir entre lo que está bien y lo que está mal, por una paralizante mediocridad y por una crapulosa impostura. Y al montarse tan pa­tético escenario comenzaron, muy pronto, a representarse en él los infinitos actos de un drama con final previsible.


En un primer acto, se fueron esparciendo en las aulas los mis­mos venenos letales que desde los medios de comunicación y desde los sucesivos gobernantes se dise­minaban a toda la población: de­sorden, desjerarquización, vulgaridad abandono de la sabiduría, mofa de los principios morales y religiosos, igualitarismo perverso, tergiversación de la historia, superabundancia de derechos, inexistencia de deberes, exaltación de las impiedades, complacencia con la marginalidad, la masifica­ción, la idotatría de los malos ejemplos, las perversiones surti­das, la estupidez y la ignorancia asumidas como virtudes, etc., etc., etc. Luego, en un segundo  acto, como en una inevitable se­cuencia, se fueron alterando y ex­tinguiendo los roles básicos e in­sustituibles. La familia fue aban­donando la educación y la ejemplaridad. La escuela ya no forma­ba, ni transmitía conocimientos. La primera y fundamental institu­ción desertó de sus obligaciones, la segunda, por miedo a ser sos­pechada de autoritarismo, omitió sus deberes. En este descalabro se fue desdibujado en las aulas el recto principio de la auctoritas, se extinguieron por fascistas las amonestaciones, se permitió el es­carnecimiento público de los do­centes con anuencia de directivos (sobre todo en las escuelas donde el alumno paga una cuota y se lo considera un cliente), se toleró el muchachismo de tribuna futbole­ra, se multiplicaron las agresiones y las reyertas de educandos con­tra educandos, de educandos (en oportunidades secundados por sus padres) contra educadores, se cometieron actos reñidos con la moral, aparecieron en escena los docentes pederastas o los de in­definidos sexos, hubo contusos, heridos, maestros y alumnos asesinados, y para qué seguir.
Así legamos, el fatídico 28 de septiembre, al tercer acto, cuando en el establecimiento Malvinas Argentinas de Carmen de Patagones un alumno de 15 años vació el cargador de una pistola 9 mm. so­bre la humanidad de sus indefen­sos compañeros de clase, quitán­dole la vida a tres e hiriendo gravemente a otros tantos.
Entre las posibles causales, los medios han apuntado sobre la psiquis enferma del imputado, la situación familiar del mismo, la omisión de las autoridades, la in­fluencia del ominoso rock satáni­co, la violencia instalada en el me­dio social, y otras más, dignas de atención.
Es seguro que hayan interac­tuado todas estas causas, para tronchar tantas vidas jóvenes. Pe­ro no deben soslayarse los actos previos que antes comentábamos. Es sobre este terreno que cabrían algunas preguntas: ¿Qué significado e influencia tenían las lúgubres figuras estampadas en las paredes del establecimiento educativo? ¿Qué se enseña en esa pseudo materia Derechos Humanos? ¿Qué responsabilidad le cabe al docente y a las autoridades que permiten que al alumnado, inmaduro y falto de posibilidades para discernir con tino, se les proyecte en horas de clase el documental Bowling for Columbine, sobre la matanza de 12 alumnos en una escuela de Colorado, USA en 1999, del polémico cineasta Michael Moore, y se le pida que elaboren, acerca del mismo, un trabajo práctico?
Un viejo refrán decía: “La cara torva enmienda al loco” o si se quiere: en un medio apto mucho más difícil será que aparezca un júnior. Si no se vira rápido el timón la familia y la escuela estarán prontas a generar un nuevo júnior o, en su defecto, a algún sénior. Entonces, con mayor frecuencia, las secciones de policiales y educativas de los periódicos tendrán cada vez menos diferencias y no habrá psicólogos y contenedores posibles para evitar una catástrofe.


Revista Cabildo 3ª Época Nº 40, Octubre de 2004.