Escribe
Esteban Elías
En las dos entregas anteriores se han planteado
los antecedentes inmediatos de la contracultura moderna, fundada en las
prácticas mágicas, cuyo difusor fue Aleister Crowley, y popularizadas por medio
de la música rock, el consumo masivo de drogas y el falso misticismo
orientalista. En esta última entrega se cierra la descripción y se proponen las
respuestas católicas a estos desafíos.
La
Revolución Psicodélica
Enancado en el fenómeno, del rock y por momentos
indistinguible de él aparece este otro: la revolución psicodélica.
Un primer síntoma es el casi nulo contenido
intelectual de las letras. Se busca mover las pasiones, no hablar a la
inteligencia. Hay muchas letras absolutamente ininteligibles. El mismo hecho de
que cantidades ingentes de nosotros hayamos tarareado letras en otros idiomas
sin la menor idea de lo que decían ni decíamos, es todo un síntoma. Pero aún
hay más. La inteligencia humana conoce por abstracción. Sin el dato de los
sentidos nada hay en ella, como afirma el aforismo escolástico. ¿Cómo hacer
para destruir su imperio? Rompiendo sus vínculos con los sentidos, o anulando a
éstos.
Y en la historia del rock se percibe una
influencia notable -más en unos grupos que en otros, es verdad- de un pseudo
misticismo oriental que se inspira en el yoga. En efecto el objetivo de éste es
conseguir por dietas, ejercicios y ciertas técnicas de meditación romper el
vínculo del hombre con la realidad exterior, para así poder alcanzar la
"iluminación".
A partir de un famoso viaje de los Beatles al
Himalaya para, adquirir los conocimientos del Maharishi Maheshi Yogui, fundador
de la «Meditación Trascendente » la fiebre por el orientalismo se convierte en
una nota característica de la contracultura rock de fines de los años sesenta.
Sin embargo no era posible para un joven occidental
pasarse años en un monasterio o "asram" para llegar a la
"conciencia dhyánica" o al "Sama Saniadli". Había que
buscar un recurso tecnológico que lo facilitara en poco tiempo. Y lo
encontraron: la droga psicodélica.
Cuando los Beatles presentan su disco «La Banda
de los Corazones Solitarios del Sargento Pepper» la publicidad en gran medida
fue realizada por un extraño grupo de hippies denominado «League of Spiritual
Discovery (LSD)» (Liga del Descubrimiento Espiritual). Su fundador, Timothy
Leary, era un científico y psicólogo que había pasado años realizando
experiencias con drogas.
Su grupo se reunía en una verdadera liturgia en
la cual se consumía primero, marihuana y, para los más avanzados, LSD.
Significativamente las tres letras del ácido lisérgico formaban la abreviatura,
del nombre del grupo.
Leary denominaba a esta droga el «sacramento de
una nueva religión ». En efecto, era el signo visible y eficaz de la
"gracia". Esta droga, que no causaba dependencia, provocaba la
ruptura entre los sentidos y la inteligencia.
La imaginación -"la loca de la casa"
para Santa Teresa- comenzaba a trabajar "fabricando" un nuevo mundo,
que el drogado, creía más real que la realidad. El sueño hippie de o La
imaginación al poder se cumplía acabadamente con solo consumir una pequeña
dosis de LSD. Una confesión del beatle Paul McCartney hecha años después de que
el grupo se separara confirmó que una canción del disco "Lucy in the Sky
with Diamonds" se compuso bajo el efecto del LSD. También en este caso,
las letras iniciales del nombre forman la sigla de la droga-sacramento. La
literatura que acompaña al hippismo también muestra lo que la droga significa
para muchos de estos grupos. La búsqueda de una realidad más real que la de los
sentidos.
De la lectura de sus obras y de reportajes
concedidos surge claro que identificaban los "estados de conciencia"
alcanzados por los alucinógenos con los éxtasis místicos de las religiones
orientales ... pero también con la "séptima morada de Santa Teresa" o
"la cumbre del Monte Carmelo" de San Juan de la Cruz. Y aquí ya se ve
una actitud francamente mágica: La búsqueda de lo sobrenatural por medios
naturales. Después de lo dicho, no sorprenden ciertas afirmaciones sobre
vínculos de los más famosos conjuntos del género con grupos ocultistas y
esotéricos.
Los Rolling Stones han compuesto la canción
«Sympathy for the Devil », nombre de la película dirigida por Jean Luc Godard
(director de la tristemente célebre «Je Vous Salue Marie»).
El caso de los Beatles es más complicado. Uno de
sus discos, el álbum blanco (especialmente dos canciones llamadas «Helter
Skelter », y «Revolution Number Nine») sirvió de "inspiración" al
famoso "Clan Manson" en su matanza ritual. Cinco personas fueron
brutalmente asesinadas por el grupo. Según sus declaraciones en el juicio,
Manson obligaba al grupo a escucharlas varias veces por día (esas y otras).
Antes de partir a cometer el crimen les dijo «Ven lo que los Beatles nos piden.
Vayamos y hagámoslo». Entre las asesinadas estaban Sharon Tate, quien de joven
se había dedicado a prácticas de magia, y era por entonces esposa de Roman
Polansky, el director de la famosa película "El bebé de Rosemary", en
la que anuncia el nacimiento del Anticristo. Para hacer la película Polansky
(iniciado en una escuela gnóstica polaca) había contado con el asesoramiento de
Anton Szandor Lavey, el Jefe de la Iglesia Satánica en California con quien
después rompe lanzas al ser acusado de "revelar secretos". Polansky
promete vengarse de la muerte de Sharon.
Lo cierto es que la canción «Revolution number
nine » es la primera en que se descubre un mensaje subliminal fonorrevertido.
El texto del mismo es «run me on, dead man», que en la interpretación del Padre
Regimbal (14) significaría una incitación blasfema dirigida a N.S. Jesucristo.
Por último está el otro hecho muy significativo: la casa en la que se filma la
película "El Bebé de Rosemary" es la misma en la que vive el Beatle
Lennon, y en cuya puerta muere asesinado en 1980. Todo esto puede parecer
circunstancial, solo apto para una mera conjetura.
Lo que seguramente no es conjetura es que en su
famosa obra ya citada «Magick», Crowley recomienda el uso de «mensajes fonorrevertidos»
para entrenar adeptos. Y que su figura aparece en la tapa del disco «La banda
de los Corazones Solitarios del Sgto. Pepper». Cuando el disco salió, Ringo
Starr afirmó respecto a las figuras que allí aparecen: "Hemos colocado
allí a los que amamos o admiramos". Queda claro.
Más claro es el caso del grupo «Led Zeppelin»,
el cual en su canción «Stairway to heaven» contiene dos mensajes
fonorrevertidos. El primero permite escuchar «I'…ve got to live for Satan »
(debo vivir para Satanás) y el segundo (It'…s my sweet Satan » (es mi dulce
Satanás). El grupo tenía fama de "maldito" aún entre los mismos
rockeros por ciertas muertes inexplicables que lo acompañaron en su existencia.
La de Hale, el fotógrafo, en la casa de Page, el jefe de la banda, la de
Warwood uno de los productores, la de J. Bonham, el baterista, en la casa de
Page, quien después de haber bebido 40 medidas de vodka, se ahogó en su propio
vómito. La muerte de un vástago de otro miembro del grupo también inexplicable
(Karack, hija de R. Plant) motivó las acusaciones sobre Page de prácticas
mágicas. Lo cierto es que según una noticia de la revista rockera argentina
«Pelo» (16), Page compró Boleskine House -la vieja mansión de Crowley-
operación que realizó por una abultada cifra.
Jimmy Page, otro famoso rockero, compuso la
banda de sonido de la película «Lucifer'…s Rising » (La Exaltación de Lucifer),
dirigida por el director de cine "underground" Kenneth Anger,
discípulo del propio Crowley. En la película actuaban, -como si algo faltara-
Robert Beausoleil, (a) "Cupido", miembro de la "Familia"
Manson, y, personificando a Lucifer, Mick Jagger, "voz líder" de los Rolling
Stones. Anger viajó en los '70 a Sicilia para rescatar las ruinas de la Abadía
de Thelema, obra de Crowley.
Alguno podría quizás sonreír pensando que trato
de buscar un efecto apelando a relaciones y hechos "extraordinarios".
No entraremos a investigar subjetividades, solo constatamos los datos que
surgen de publicaciones y obras de los propios interesados. Pero hay al menos
dos datos difíciles de reducir al sensacionalismo:
Primero, los resultados. Cuando una persona o
grupo humano pasa ciertos límites en el bien o en el mal, resulta difícil
atribuirlo a causas puramente naturales. Y en toda la contracultura del rock,
se respira una apología sistemática de las perversiones… no solo especulativas,
sino bien concretas. ¡Cuántas vidas deshechas por los desórdenes sexuales! ¡Cuántas
acabadas por la droga! La crónica policial brinda también ejemplos de orgías y
asesinatos rituales a los que otras explicaciones "racionales" les
quedan inapropiadas.
La apología del suicidio y el odio a los
trascendentales en el «punk » tampoco resisten una mera interpretación
naturalista. Nadie niega que pueda haber casos de psicosis u otras enfermedades
mentales. A lo que nos resistimos es a que la psiquiátrica sea la única y la
última explicación de todos estos epifenómenos. Cuando leemos sus letras, sus
reportajes, las revistas especializadas, vemos que nuestra visión del problema
encaja mucho más con sus propias convicciones que la explicación superficial.
Segundo, llama la atención la precisión
teológica de sus letras en varios casos. El grupo australiano AC/DC (Siglas
interpretadas AntiChrist / Death to Christ) grabó un LP titulado «Highway to
Hell ». La letra es sobrecogedoramente exacta respecto a las realidades
infernales...
"Viviendo fácil amando libremente boleto
para pasear solo de ida no necesito razón, no necesito rima preguntándome todo
queriendo ser estoy en la autopista al infierno mis amigos estarán allí también
estoy en la autopista al infierno no hay límites de velocidad ni señales de
detención autopista al infierno nadie me va a confundir pagando mis deudas ¡eh!
mírame estoy en la autopista al infierno estoy en el camino de la tierra
prometida tocando en una banda de rocknroll estoy en la autopista al infierno
no me detengas".
Se reconoce la existencia del pecado,
"deudas", de Redentor: estamos ante una voluntad ilustrada que busca
el mal como tal. Y todos los desórdenes, desde las perversiones sexuales al
satanismo explícito, pasando por la droga, alucinógenos, el culto a la
violencia, el odio a lo cristiano, el gusto por el orientalismo o las formas
paganas de religión se encuentran en el rock. Por eso creemos que no en vano la
persona y las enseñanzas de Crowley se encuentran en sus vidas, tapas de
discos, etc. Es verdad que no es el único. Pero es el que más aparece. De allí
el espacio que le hemos dedicado.
El rock no solo es un género musical. Sus
tendencias han inspirado también al cine y a la literatura. El arte surrealista
de principios de siglo fue, podríamos decir, su anticipo, solo que la
inexistencia de los medios masivos impidió una difusión como la actual. Es
evidente que las obras de Artaud, o de Breton y otros han servido de
inspiración a más de un grupo. Incluso la lectura del Manifiesto Surrealista
resulta más inteligible hoy para un joven rockero, que para un hombre de la
década del '20.
Para
dar una respuesta católica en el campo de la cultura y la religión debemos:
1- Profundizar
la crítica a la modernidad desde la tradición
Tendría que ser el primer paso. Ya no podemos reconocerle
su pretendido carácter de "seculares" o "laicas" a las
manifestaciones culturales modernas. En el mundo de la modernidad hay una
religiosidad inmanente ab initio, de la cual las formas actuales son la
consecuencia lógica, el fruto maduro. Los católicos debemos aprender a
reconocer las distintas "idolatrías" de la cultura moderna y
contemporánea y reconocerlas como contrarias a la virtud de religión, al primer
mandamiento. El antagonismo no es - nunca pudo haber sido- cristianismo vs. razón
humana. Sino cristianismo vs. anticristianismo. Aunque este último pueda
revestir diversas formas y aplicaciones. No debemos conceder nunca al
adversario el terreno de una cierta "neutralidad", imposible en
materia religiosa. Todo hombre y toda sociedad adora a un dios. Será el Dios
verdadero o será un ídolo. No hay posición intermedia.
2 -Recuperar
el verdadero sentido católico
Hoy se ve mejor cuán caro se paga el haber
reducido por discutibles motivos apologéticos (en el fondo por falta de
confianza en la propia identidad) la Religión del catolicismo de diversas
maneras:
a) el reduccionismo racionalista: ya
visible con la decadencia escolástica que pretendió que el discurso racional
puede agotar el misterio, acentuó así la pérdida del sentido de la liturgia en
la que se busca excesivamente la "comprensión" olvidándose de la
"contemplación". Con la pérdida del sentido misterioso del culto, la
Misa se parece más a una conferencia apologética que a un acto de adoración. Se
busca una liturgia "clara y distinta". Se privilegia la explicación.
De allí la progresiva protestantización de nuestra liturgia.
b) el reduccionismo moralista: la
consecuencia de lo anterior es la reducción de la teología a un conjunto de
discusiones que parecen alejadas de la vida y poco necesarias para la
Salvación. Viene entonces la manía moralista. La religión reducida a moral. No
importa lo que se cree, solo es importante lo que se practica. Devaluación de
la Fe, del Dogma. El divorcio entre la Fe y las obras. Es lo que se esconde en
la frase "No importa que no crea lo mismo que nosotros si obra
igual". Con lo cual el orden práctico pierde su vínculo con el teórico.
La religión en definitiva se reduce a un
instrumento para controlar la conducta. Se justifica el Dogma por la Moral.
c) el reduccionismo sensiblero: la
religión como bálsamo de corazones afligidos. ¡Cuántos disparates litúrgicos y
teológicos se han justificado en frases como «A la gente le gusta», «Así vienen
más a Misa»! Se olvida cualquier mensaje dirigido a las facultades superiores
del hombre, solo se le habla a su corazón. Se confunde creer en Dios y en
Jesucristo con "sentirlo", "experimentarlo". El
subjetivismo afectivo confunde la caridad con la compasión humana (de la que
puede estar acompañada, pero es esencial y formalmente distinta)… estar en
Gracia con sentirse bien. ¡Cuántos "movimientos eclesiales" promueven
y fomentan esta suerte de piedad sensiblera!
d) el reduccionismo socio-político: es el
típico de las corrientes condenadas de la «teología de la liberación». A la
pérdida de la Fe se agrega la de la Esperanza: la teología se resuelve a lo
Feuerbach en antropología y la pastoral en la acción social y política directa.
Con estas deformaciones tan graves de nuestra religión ¿cómo extrañarse de la
proliferación de las sectas y de los cultos esotéricos? Si hay veces en que la
diferencia con lo que se ve en algunas parroquias no supera el orden del
accidente.
e) el catolicismo mágico: En cierta
oportunidad pregunté a un amigo cuyo "regreso" a la Fe me había
sorprendido, qué era lo que lo había devuelto a la Iglesia. Y la respuesta fue
«Desde que voy a escuchar las palabras que el padre Fulano recibe de una
vidente, conseguí trabajo, se curó mi esposa enferma y mejoró mi estado físico ¡cómo
no voy a tener Fe!». Confieso que quedé estupefacto. Este amigo no concurría a
una Misa Católica... iba a un acto de magia... según los términos en los que la
define Aleister Crowley. No había en él ninguna intención de adorar a Dios.
Dios, sus ministros y su culto eran excelentes herramientas que le solucionaban
sus problemas aquí abajo, en la tierra. Y si creía en la Vida Eterna, era
porque eso lo ayudaba a dormir mejor. Es imposible pensar en una subversión más
radical de la verdadera religión, en la cual la adoración es el acto de
humillación de la creatura ante Dios, el Creador.
Sí, a ello debe apuntar la reconquista.
Es
fundamental recobrar el sentido de la acción ordinaria del Espíritu a través de
la oración y los sacramentos. Ellos deben ser el centro de la vida cristiana y
no la búsqueda enfermiza de lo extraordinario, lo raro. Basta la Fe en las verdades del Catecismo,
no hace falta que Cristo o la Virgen aparezcan todos los días para decirnos qué
hacer. Ya Nuestro Señor lo dijo: «Cumple los mandamientos». Hoy, mientras
las leyes divinas parecen devaluadas o deformadas hasta para los propios
católicos, muchedumbres enormes se movilizan para escuchar el último mensaje de
la última aparición. (18)
La
pérdida del sentido simbólico en el catolicismo de hoy por la reducción del
mismo a un vínculo puramente psicológico entre la figura y lo simbolizado con
la consiguiente ruptura de la unión metafísica de lo visible con lo invisible.
Esto es lo que urge reencontrar en primer término. Esta es la única salida posible de la
religión reducida a mero sentimiento o mera moral o mera razón. Restaurar la liturgia -que es la forma más
popular de acercarse a lo simbólico- para que sea verdaderamente la comunión de
los fieles con el Misterio, que, aunque incomprensible, es cognoscible a la luz
de la Fe y de los Dones de Sabiduría, Ciencia, Inteligencia y Consejo.
Pero la
mística no existe sin la ascética. Urge también recobrar el sentido
genuinamente católico del ascetismo. No para predicar una espiritualidad
reducida a él, sino para que sirva de base segura a aquélla y defensa, frente a
tantos pseudomisticismos puramente sensibles y hasta meramente sensuales.
Si no recuperamos la actitud contemplativa y
teocéntrica del catolicismo, nada nuevo ni original podremos ofrecer a nuestra
civilización cientificista, que se proyecta cada vez más hacia una actitud
mágica y esotérica.
Para eso es imprescindible que los católicos
comprometidos nos impregnemos de lo sagrado, de lo auténticamente sagrado. No
es por falta de metodologías o de técnicas pastorales que la gente se aleja de
la Iglesia, es por la falta de Fe y de Caridad auténtica. Cuán poco se escucha
hablar de la mística, del misterio, de la existencia y de la acción del
Demonio, de las postrimerías, de la venida del Anticristo. Tenemos miedo de
parecer anticuados. ¡Pero resulta que esos temas son los que concitan -en sus
versiones deformadas- la atención de gran parte de la juventud!
Tememos ser exigentes en la prédica de los
Dogmas por miedo a chocar contra la mentalidad moderna. ¡Pero vemos como
pululan creencias muchísimo más difíciles de aceptar, como la reencarnación y
otros infinitos disparates, repugnantes a la razón mis elemental! Tememos
referir los acontecimientos a la Providencia, hablar de la acción de los
Ángeles ¡Y la gente acude en masa a cuanto adivino y medium aparece! Se teme
que la moral católica de siempre sea demasiado rigurosa para el hombre de hoy. ¡Y
la gente acepta, en gran número, las caprichosas prohibiciones de gurúes,
magos, chamanes y vegetarianos... frente a las cuales palidece el moralista más
severo!
Cuando el católico descree de la eficacia de los
Sacramentos y confía en que un buen discurso llena mejor la parroquia… cuando
busca para la misa las músicas que gustan y no las que elevan, se puede
sospechar el comienzo de una actitud mágica. Una fe más sostenida en métodos
humanos que en la acción divina para santificar. Estamos en el camino
equivocado. Lo mismo cuando se trata de explicar por la razón todas las
exigencias de la Fe, estamos ante un principio de naturalismo.
La verdadera línea de defensa contra la magia y
el esoterismo es nada más - ¡pero nada menos!- que la recuperación de la
identidad católica por parte de los católicos y la perseverancia en ella, a
pesar de la incomprensión o el sarcasmo de muchos. Otras cosas podrán servir de
paliativo, pero no serán el remedio. Porque la enfermedad del hombre moderno
consiste en la pérdida del Dios vivo y en su frenética carrera por buscar
substitutivos, "ídolos". La solución radica en reencontrarlo con Él.
Lo demás es añadidura.
Notas:
1 Di Pietro, Alfredo: "Cristianismo y
cultura" en "Actualidad de la Doctrina Social de la Iglesia"
AA.VV. Ed. Abeledo Perrot, Bs. As. 1979.
2 Gómez Pérez, Rafael: "Los nuevos
dioses" Ed. Rialp, Madrid, 1986, pág. 12.
3 Capanna, Pablo: "Manifestaciones de un
neopaganismo esotérico" en AA.VV. "Las sectas en América
Latina". Ed. Claretiana. CELAM. Bs. As., 1988, pág. 341.
4 Capanna,. Pablo: op. cit. pág. 244.
5 Pawels, Louis y Bergier, Jacques: "El
retorno de los Brujos", ED Plaza &… Janes, Barcelona, 1977, pág. 22.
6 Capanna, Pablo: Op. cit. pág. 246.
7 Colomer, Eusebi: "De la edad media al
renacimiento" Ed. Herder. Barcelona, 1975, págs. 212 y ss.
8 Capanna, Pablo: op. cit. pág. 246.
9 Frere, Jean-Claude: "Las sociedades
maléficas - El diablo, ayer y hoy", Ed. Martínez Roca, pág. 122.
10
Frere, Jean-Claude: op. cit. pág. 125- 126.
11
Crowley, Aleister: "Magick. Ed. Castle Books, New York, s/d pág. X.
12
Crowley, Aleister, op. cit. pág. XII.
13
Crowley, Aleister: op. cit. pág. 153.
14 Regimbal, Jean-Paul: "El rock'…n'…roll.
La Violación de la Conciencia por el Mensaje Subliminal) Ed. IMTS, Bs. As.
1988, pág. 24.
15 Crowley, Aleister,: op. cit. pág. 417.
16 Revista "Pelo" N º 85, año VIII,
marzo de 1977. El número dedicado a celebrar el vigésimo aniversario de la
salida del disco «La Banda del Sargento Pepper » da los nombres de todos los
personajes de la enigmática tapa. Allí aparece claramente indicado Crowley y su
fotografía se reconoce claramente.
17 Concilio Vaticano II. Constitución Dogmática
"Lumen Gentium".
18 Cfr. "Pentecostalismo y
Aparicionismo", Suplemento de Panorama Católico N º 22, mayo-junio de
2002).