Brian Epstein. |
(Una visión bastante ingenua
del asunto)
El
judío tuvo un papel muy interesante en esta música (Rock & Roll), a pesar
de no haber estado allí desde el principio. En los años '50, en la época de
Elvis, no hubo mucha influencia judía. De hecho, en esa primera década el rock
va a ser un fenómeno de blancos del sur de EEUU copiándole la música a los
negros, que es lo que hizo Elvis que le saco a los negros sus blues y lo
"limpio", lo ablando, en suma los "emblanquecieron". Y
entonces las presentaron a un público más homogéneo. Ahí, justamente fue cuando
todo el poder y la furia del blues se perdió, y los negros se sintieron
bastante defraudados.
Ahora
bien, en los años '60, con la revolución negra, ahí sí entran los judíos ,
porque los judíos van a ayudar a hacer la revolución de los '60 y en grande. El
descubrimiento más grande de los años '60 en el mundo del rock'n roll fue por
un judío. No sólo eso: también el cantautor más grande de los '60 era un judío.
El primero se llamó Brian Epstein, el representante de los Beatles, y el
segundo se llamó Robert Zimmerman, o sea: Bob Dylan.
El
hecho es que sin Brian Epstein no habría habido Beatles, y sin los Beatles no
habría habido años '60, y el mundo sería un lugar infinitamente más triste.
Pues
bien, Brian Epstein era homosexual, en una época en que eso no era algo bien
visto. Era homosexual reprimido. Los Beatles sabían bien su secreto. Además era
judío, cosa que en aquella época en la sociedad de clase alta inglesa tampoco
era bien aceptado. Y los Beatles, en particular John Lennon, que fue quien se convirtió
más que los otros en amigo de Epstein, francamente decidieron entregar sus
destinos en manos de un "maricón judío", como así lo veía la sociedad
britanica.
Brian
Epstein se enamoró de Paul McCartney. Los Beatles eran bastante tolerantes, no
sólo en el sentido étnico sino también en el sexual. Nunca tuvieron ningún
contacto homosexual con Brian, pero lo aceptaban: que él haya querido acostarse
con los cuatro fue problema de él. Es decir, aunque no era precisamente la
mejor tarjeta de presentación que podían haber hallado, él les cayó bien. Y fue
él quien creó el fenómeno de los Beatles, no el que creó la música, pero sí la
imagen. Porque ya en aquellos años, Brian Epstein entendió que sin vender la
imagen, los Beatles no habrían de vender una sola canción.
Cuando
él los vio por primera vez tocando en el boliche de Liverpool, llamado The
Cavern, vio a chicos bastante toscos, que parecía que no se habían bañado en
años, que cultivaban una imagen concientemente callejera. ¿Qué hizo Brian
Epstein? Los limpió. Y les dio el aspecto pulido que sí se convirtió en su
tarjeta de presentación.
MIS GRANDES ROCKEROS JUDÍOS
Albert
Einstein era judío y a la vez, uno de los científicos más grandes de la
historia. No tuve la suerte de conocerlo y no conozco a nadie que haya
compartido alguna vivencia con él, pero aun así, nosotros los judíos sentimos
una conexión con él, nos sentimos orgullosos de que haya profesado nuestra
religión y pertenecido a nuestro pueblo. Personalmente, nunca he podido
encontrarle mucho sentido a esta sensación, pero ahí está. No ocurre solamente
Einstein, Scarlett Johansson es judía y eso me hace, por alguna razón,
encontrarla aún más atractiva (si es eso posible). Esto se repite en muchos
casos, no tanto en los deportes por alguna extraña razón (hay una escena muy
divertida de la serie Family Guy que responde a esta incertidumbre), pero
centrémonos en la relación entre los judíos y el rey de la música, satánica
para algunos y sagrada para otros, el Rock.
Muy
temprano en mi vida, descubrí los cassettes de bandas como Queen, y todos sus
grandes éxitos como Rapsodia Bohemia. Nunca había escuchado nada parecido, y
todavía no sabía que por delante tenía temas como “Killer Queen”, “Another One
Bites The Dust”, “Seven Seas of Rhye”, “Don’t Stop Me Now” y por sobre todas,
uno de los himnos del rock clásico, “We Will Rock You”, estruendosa y
cautivante.
La
unión entre los judíos y el Rock se da a través de varios próceres de este
género musical que cuando niños eran “nice jewish boys”, variando entre ellos
su cercana o lejana relación con el judaísmo.
El
primero que se me viene a la cabeza es Chaim Witz, más conocido como Gene
Simmons, el extravagante líder, vocalista y bajista de la banda “Kiss”. Nacido
en Israel en 1949, el “Demonio” ha declarado sentirse más israelí que gringo y
ser un ferviente apoyador de su país de nacimiento.
Geddy
Lee, bajista de la banda de rock progresivo Rush, es probablemente el mejor
bajista del rock vivo y quizás en la historia. Sus padres sobrevivieron a los
campos de Dachau y Bergen-Belsen, tema que se ha reflejado en su música,
especialmente en la canción “Red Sector A”.
Bob
Dylan, ídolo, nació y fue criado judío pero luego se convirtió al cristianismo
y hoy en día ni él parece estar muy seguro de cuál es su fe (se autodenomina
judío cristiano) pero nos encanta pensar que es uno de los nuestros.
La
lista sigue con David Lee Roth, histórico vocalista de Van Halen, se dice que
aprendió a cantar practicando para su bar mitzvah. Y luego están Joey Ramone,
Scott Ian de Anthrax, Marc Bolan de T. Rex, Mark Knopfler de Dire Straits, los
Beastie Boys, Perry Farrel de Jane’s Addiction, que además de crear
Lollapalooza, creó Purimpalooza y muchos más.
No
entiendo por qué el judaísmo nos hace sentir atraídos a estos personajes y
alegrarnos aún más por la contribución brillante que han hecho estos grandes
músicos.