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jueves, 19 de septiembre de 2019

LA MÚSICA MODERNA ES SATÁNICA





“Satanás, que también existe (aunque ha logrado convencer a los hombres de lo contrario y de ser un invento de los curas) y que vivirá eternamente, como el propio Dios y sus criaturas predilectas –hombres y ángeles- recoge sus mejores y abundantes cosechas en medio de los ruidos ensordecedores de la cultura musical moderna. La música moderna es satánica. No solamente por sus letras asquerosas, repelentes, nauseabundas, incitadoras a la degradación y a la prostitución de todas sus facultades y sentidos sino porque, ante todo y sobre todo, es ruido y más ruido, ¡infernal, insoportable!
Basta acercarse a esos conciertos de música rock (y similares) para palpar y oler físicamente el infierno y a Satanás. Probablemente no existe instrumento más eficaz para la aniquilación de los valores innatos propios de la juventud que la música llamada moderna.
En el silencio –y en el rumor de las brisas suaves- nos dice la Biblia que podremos hallar a Dios. Es donde se encuentra a gusto. Por eso ha huido de los hogares modernos en los que el silencio brilla por su ausencia. ¡Qué difícil resultará, por lo tanto, encontrar en los hogares de hoy el clima ideal para toparse con Dios! El hombre de nuestros días no sabe vivir si no está inmerso en ruidos: televisores que no se apagan nunca, radios a todo gas, reproductores de CD’s, MP3, “play stations”, multimedia, estruendos que se suceden sin solución de continuidad. Lo fundamental e imprescindible es que el ruido no cese con lo que se le facilita a Satanás encontrarse a su gusto en ese ambiente.
Diríase que esta sociedad de nuestros pecados está convencida de que nuestros niños, sin ruidos a su alrededor, podrían sufrir un trauma y el silencio podría provocarles una lesión cerebral…”

Gil de la Pisa Antolín, “Esto vir! (¡Sé hombre!), Ediciones Ojeda, Barcelona, 2011.