Hoy
en día la música que escucha la inmensa mayoría de los jóvenes es de origen
satánico. Los géneros musicales del Rock and Roll, la música Pop,
el Hip Hop, el Rap, el Funky, el Heavy y
todo lo que se puede escuchar en la MTV y cadenas similares, es la
música del Diablo. ¿Acaso soy extremista por hacer semejante afirmación? Si al
lector le parece que sí, me permitirá al menos exponer las razones que me
llevan a decir esto, y luego que cada uno decida por sí mismo. En esta primera
parte del trabajo propongo examinar las raíces del Rock and Roll, su
impacto revolucionario en la sociedad, y las primeras estrellas de los años ´50
y ´60.
Veamos
los orígenes del Rock and Roll, empezando por su etimología. El
término, aunque acuñado originalmente en canciones marítimas, en los años ´30
degeneró en una referencia velada a la fornicación. Fue el locutor de radio, Alan
Freed, quien popularizó el nombre en referencia al nuevo género, una fusión
entre el Rhythm and Blues, el Swing y otros
estilos. Uno de los exponentes más importantes del nuevo estilo, que ejerció
una gran influencia en músicos de Rock posteriores, al que
muchos llaman el “abuelo del Rock“, fue el cantante y
guitarrista Robert Johnson (1911-1938). Dicen que este
personaje misterioso, que sólo grabó 29 canciones, del que muy poco se sabe, y
que murió en circunstancias extrañas a los 27 años (inaugurando una verdadera
tradición del Rock), adquirió su habilidad a la guitarra gracias a
un pacto con Satanás. Esto lo confirma la letra de su canción Crossroad
Blues, en la que narra el encuentro con Satanás en un cruce de caminos;
éste le ofrece fama y dinero a cambio de su alma y el joven músico acepta el
trato. En la canción Me and the Devil Blues, Johnson cuenta lo
que fácilmente se puede interpretar como el Demonio que aparece una mañana para
cobrar su parte del trato. Esto es lo que dice (traducción mía):
Esta
mañana temprano
Cuando
has tocado en mi puerta
Esta
mañana temprano, OOH
Cuando
has tocado en mi puerta
He
dicho “hola, Satanás
Creo
que es hora de irse”
El
logro de Freed fue extender la incipiente música Rock a un
público blanco, mientras el Blues siempre había sido una
música exclusivamente negra. El primer gran éxito del Rock and Roll,
que convirtió el género en un fenómeno de masas, llegó en 1954 con Rock
Around the Clock de Bill Haley, y la mayor revolución
social de los tiempos modernos había nacido.
Con
el auge de Elvis Presley se originó una nueva tendencia
inquietante en la música: la idolatría de las estrellas de Rock por
parte de sus seguidores o “fans”, una palabra derivada de “fanatics”. Bastaba
con que Elvis se subiera a un escenario para que hordas de chicas adolescentes
entraran en éxtasis. Se podría decir que en su presencia sus fans caían
en una especie de trance, perdiendo completamente el control de sus actos. Este
efecto embrujador por sí sólo bastaría para ponernos en guardia contra la
música Rock, porque la enajenación de la voluntad, con la
consecuente pérdida de las inhibiciones morales, es una señal inequívoca de lo
demoníaco, y desde entonces ha sido una constante en la música Rock y
todos los géneros derivados. Creo que es la combinación de varios elementos que
produce el efecto enajenante en los “iniciados” del culto Rock and Roll.
Además de la adoración del ídolo en el escenario, los movimientos bruscos y
espasmódicos del baile y la pulsación incesante de un ritmo sincopado,
hipnotizan a los participantes. Si añadimos a esto el consumo masivo de alcohol
y otras drogas, tenemos un cóctel extremadamente peligroso, que está
perfectamente diseñado para estimular en los adeptos las bajas pasiones y
despertar todo tipo de lujuria y maldad.
Bacchus, de
Caravaggio
Esto
es asombrosamente parecido a lo que los antiguos describían del culto a Dionisio,
que los romanos conocían como las bacanales. Las sesiones de este
culto se caracterizaban por el consumo abundante de vino y estupefacientes (en
la época se utilizaban setas alucinógenas), una música muy rítmica de efecto
hipnotizante, y bailes frenéticos, que producían en los iniciados un estado de
desenfreno que terminaba en orgías y todo tipo de crímenes. En el siglo II
antes de Cristo el Senado Romano tuvo a bien prohibir las bacanales, por
considerar que atentaban contra la moral y el orden público. Conviene recordar
que estamos hablando de un imperio pagano. Hoy en día, los gobiernos
post-cristianos, lejos de prohibir las bacanales modernas, las organizan y las
subvencionan con nuestros impuestos.
Lo
que más escandalizaba al público conservador de la época de las actuaciones de
Elvis no eran sus ritmos ni sus letras (en verdad las letras son un componente
poco importante de su música), sino sus contorsiones pélvicas de claras
alusiones sexuales, algo nunca visto hasta el momento. Sus movimientos obscenos
escandalizaban hasta tal punto, que cuando aprareció en 1957 en el programa
televisivo, Ed O´Sullivan Show, por decencia sólo se le mostró de
cintura para arriba. ¡Qué lejanos parecen aquellos tiempos! Ahora en cualquier
cadena, a cualquier hora, se ven mujeres semi-desnudas, exhibiéndose y
contorsionándose de la manera más grotesca, niños bailando de forma lasciva,
sin el más mínimo pudor, y todos aplaudiendo y sonriendo, como si fuera de lo
más normal. De hecho, lo esperpéntico se ha convertido en lo “normal”.
En
los primeros años de su fama las reacciones contra Elvis fueron muchas; fue
duramente criticado por la revista jesuita America (cuando los
jesuitas aún eran católicos), y el obispo católico de Providence, Russell
McVinney, dijo lo siguiente del Rock and Roll:
Es
una moda que conduce a sus jóvenes seguidores de vuelta a la selva y al
animalismo.
Hasta Frank
Sinatra (no precisamente un puritano) dijo esto de Elvis:
Su
tipo de música es deplorable, un afrodisíaco rancio. Fomenta reacciones
totalmente negativas y destructivas entre los jóvenes.
Ahora,
tras seis décadas de Rock and Roll, cuando vemos algún vídeo de
Elvis Presley hasta nos parece inocente, en comparación con las modas
depravadas que le han sucedido. El problema es que nos hemos acostumbrado a la
música de pulsaciones hipnotizadoras y a los bailes lascivos, hasta tal punto
que ya no somos capaces de reconocer el mal. Dicen que si tiras una rana a una
olla de agua hirviendo, da un salto y sale inmediatamente del agua, mientras
que si metes una rana en una olla de agua fría y la vas calentando poco a poco,
la rana se cuece y finalmente se muere. Es una buena metáfora para lo que nos
ha pasado como sociedad.
Como
no podía ser de otra manera, la vida personal de Elvis Presley era un auténtico
desastre. Las fiestas interminables y las múltiples infidelidades a Priscilla, su
esposa, eran notorias. Su adicción a las drogas de prescripción, sin las que a
partir de 1970 no podía ni levantarse por la mañana, iba mermando rápidamente
su salud. El testimonio de muchas mujeres que le conocieron, afirmando que era
un “chico de mamá”, su inquietante gusto por chicas de 13-14 años, y la
incapacidad de superar emocionalmente la muerte de su madre en 1958, hacen
pensar que padecía de una inmadurez patológica, el síndrome del eterno
adolescente. Su muerte trágica en 1977 a la edad de 43 años, provocada por el
abuso de drogas y el agotamiento debido a su frenético ritmo de actuaciones, es
paradigmática de la sórdida historia del Rock and Roll.
Si
los años cincuenta fueron los años de Elvis Presley, los años sesenta fueron de
los Beatles. Este grupo británico, formado por cuatro chicos
de Liverpool, Inglaterra, llevó la revolución cultural al siguiente nivel.
Antes de entrar a considerar la influencia de los Beatles, creo que es
interesante saber de dónde vienen ideológicamente. Todos fueron educados en un
ambiente religioso; Paul McCartney y George Harrison fueron
bautizados como católicos; John Lennon era anglicano, (hasta
cantaba en el coro de la Iglesia y asistía a la escuela dominical); y Ringo
Starr era de la rama evangélica del anglicanismo. Al llegar a la edad
adulta todos abandonaron la religión en la que habían sido criados. En una
entrevista de 1964 su propio jefe de prensa, Derek Taylor, dijo lo
siguiente:
Son
completamente anti-Cristo. Bueno, yo soy anti-Cristo también, pero ellos son
tan anti-Cristo que me escandaliza, lo cual no es fácil de hacer. [2]
Philip
Norman, considerado el
biógrafo definitivo de los Beatles, cuenta lo siguiente:
Mientras
se encontraban en Hamburgo, cada domingo John [Lennon] se ponía en el balcón,
mofándose de los fieles que se dirigían a la Iglesia de San José. Ató un
preservativo lleno de agua a una efigie de Jesús y lo colgó para que lo vieran
los que se iban a Misa. Una vez orinó en la cabeza de tres monjas. [3]
En
la cúspide de su fama, John Lennon dijo que los Beatles eran “más famosos que
Jesucristo”, una declaración que causó protestas y la quema de sus álbumes en
muchos lugares de EEUU. La frase, sacada de una entrevista de 1966, es quizás
más blasfema en su contexto:
El
cristianismo se irá. Menguará y desaparecerá. No hace falta que lo argumente;
tengo razón, y el tiempo lo demostrará. Ahora somos más famosos que Jesucristo.
Los
Beatles fueron los mayores profetas, no sólo del odio hacia Cristo, sino de
todas las plagas morales y espirituales que azotaron Occidente durante la
turbulenta década de los ´60, utilizando como principal vehículo la
música Rock and Roll. Entre ellas cabe destacar lo siguiente:
- el uso masivo de
drogas psicodélicas como el LSD o la marihuana
- la introducción
de la espiritualidad oriental New Age en Occidente
- el “amor libre”
y la aceptación social de la sexualidad fuera del matrimonio
- el desprecio por
parte de los cristianos de sus propias tradiciones culturales
- la rebelión
sistemática de los jóvenes contra sus padres.
Los
católicos que profesan una admiración por los Beatles deberían reflexionar
sobre lo que representan en el proceso revolucionario anti-cristiano. Es el
colmo de la ingenuidad decir: “sólo me gusta su música”, y cerrar los ojos ante
todo lo que hay detrás. Sería como frecuentar prostíbulos porque es donde hacen
el mejor gin-tónic. Igual que hay sitios donde los católicos no
debemos poner pie, tenemos que saber que también hay cosas que no
debemos hacer, y escuchar música Rock es una de ellas. Esa
música es puro veneno para el alma; atrofia la conciencia, induce al pecado y
aleja de Dios. Convendría recordar lo que advierte San Pablo: No os
juntéis con los incrédulos. Porque, ¿qué tienen en común la justicia
con la iniquidad, la luz con las tinieblas? ¿Qué armonía puede haber entre
Cristo y Belial? (2
corintios 6:14,15)
En
retrospectiva, la relación entre el declive de la cultura cristiana en
Occidente y los Beatles es evidente para cualquiera con dos dedos de frente. No
obstante, hay que reconocer la astucia de las campañas de marketing, que contraponían
a los dos grandes grupos británicos de los ´60, los Beatles y los Rolling
Stones, como si fueran cosas muy distintas, cuando en realidad eran dos
ramas del mismo árbol. Si los Rolling Stones eran abiertamente satánicos y
hacían alarde de su vida depravada, los Beatles, con su imagen de chicos buenos
(al menos al principio de su carrrera), promocionaban la misma agenda, pero de
manera más encubierta. El Demonio suele lograr mucho más con la persuasión
insidiosa que con una guerra abierta, pero lo que nunca le falla es el viejo
truco del poli bueno, poli malo. Muchos padres de la época aceptaron a los
Beatles como un mal menor, pensando: “no me gustan estos Beatles, pero si al
menos mi hijo no va detrás de los Rolling Stones…”
La Reina
Isabel II contribuyó a este engaño, cuando en 1965 otorgó a los
Beatles la M.B.E. (Most Excellent Order of the British Empire). Creo que fue
una estrategia muy astuta, ya que con esta condecoración el establishment británico
mandó un mensaje muy claro: los Beatles no son malos, son “de los nuestros”.
“SIR” Mick Jagger
Ahora
se ve claramente que era una falsa dicotomía, porque a pesar de su satanismo
descarado, los Rolling Stones se convirtieron oficialmente en parte de la élite
social en el año 2003, cuando Mick Jagger fue nombrado
Caballero del Imperio Británico. ¡Un caballero, ese degenerado! Se supone que
un caballero es alguien que, aparte de sus éxitos profesionales, ha demostrado
tener rectitud de carácter y es un modelo a seguir. Entonces, ¿por qué hacen
caballero a Mick Jagger? Es un hombre que ha tenido 7 hijos con 4 mujeres
distintas, aparte de sus encuentros homosexuales; es famoso por cometer actos
en el escenario tan obscenos que da vergüenza ajena hasta mencionarlos (¿qué no
sería capaz de hacer en privado?); es incapaz de pronunciar una sola frase sin
lanzar improperios y blasfemias; ha sido arrestado dos veces por posesión
de drogas. ¿Es sorprendente que se considere merecedora de la máxima
condecoración en el Reino Unido a la persona más alejada del ideal de
caballerosidad, a un adorador de Satanás? Bueno, sorprenderá a los que no saben
cómo funciona la Revolución: lo que hoy se llama indecente, mañana se considera
respetable. Sorprenderá también a los que creen que la monarquía británica
defiende valores tradicionales y vela por el bien de su pueblo. En mi opinión,
los Windsor ya no defienden más que sus propios intereses particulares.
Intentan mantener su trozo del pastel en el Nuevo Orden Mundial que se está
forjando, y les da igual si esto se tiene que hacer a costa de sus súbditos.
El
personaje que introdujo a los Rolling Stones en el satanismo fue Kenneth
Anger, homosexual militante, productor de cine independiente y adepto de la
religión Thelema fundada por Aleister Crowley. Crowley
es el hilo conductor de la historia del Rock de los años ´60 y ´70, el
satanista más influyente de todo el siglo XX, y el auténtico cerebro detrás del
movimiento New Age que tuvo tanto auge a partir de los años ´60. Estéticamente
las películas de Anger oscilan entre un género que él llama homo-erotismo
(prefiero no saber exactamente en qué consiste) y el satanismo puro y duro.
Según el manager de los Rolling, Tony Sanchez, Anger les visitaba a
menudo.
En
la medida que Keith [Richards] y Anita iban aprendiendo más sobre los poderes
de la oscuridad, se volvían más reservados conmigo. Sabían que a mí me daba
miedo el tema, y cuando venían a visitar Kenneth Anger u otros amigos
diabólicos, me echaban. Keith se quedó impresionado cuando Kenneth le habló de
los grandes artistas rebeldes que habían jugado con la magia negra: Byron,
Blake, Oscar Wilde, Yeats, De Quincey… [6]
En
1969 Mick Jagger puso la música para el corto de Anger, Invocation of
my Brother Demon (Invocación de mi Hermano Demonio), que algún crítico
ha calificado como “los 11 minutos más malévolos de la historia del cine”. Esta
película es protagonizada por el mismísimo Anton LaVey, el fundador
de la Iglesia de Satanás.
Abajo
está la imagen de portada de su álbum de 1967, Their Satanic Majesties
Request, con Mick Jagger vestido de brujo.
La
canción Sympathy for the Devil de este mismo álbum es un
auténtico himno a Satanás. La letra disimula poco:
Por favor, déjame que me presente,
soy un hombre de riquezas y buen gusto.
Ando rodando desde hace muchos años, muchos años.
He robado el alma y la fe de muchos hombres.
Yo estaba allí cuando Jesucristo tuvo su momento de duda y dolor
y me aseguré por los infiernos que Pilatos se lavara las manos y sellara su
destino.
soy un hombre de riquezas y buen gusto.
Ando rodando desde hace muchos años, muchos años.
He robado el alma y la fe de muchos hombres.
Yo estaba allí cuando Jesucristo tuvo su momento de duda y dolor
y me aseguré por los infiernos que Pilatos se lavara las manos y sellara su
destino.
Encantado de conocerte
Espero que sepas mi nombre
Pero lo que te desconcierta
Es la naturaleza de mi juego
Espero que sepas mi nombre
Pero lo que te desconcierta
Es la naturaleza de mi juego
Estaba cerca de San Petesburgo
cuando vi que había llegado la hora del cambio.
Maté al zar y a sus ministros
Anastasia gritó en vano.
Conduje un tanque, tenia el rango de general
cuando estalló la guerra relámpago
y los cuerpos hedían.
cuando vi que había llegado la hora del cambio.
Maté al zar y a sus ministros
Anastasia gritó en vano.
Conduje un tanque, tenia el rango de general
cuando estalló la guerra relámpago
y los cuerpos hedían.
Encantado de conocerte
Espero que sepas mi nombre
Pero lo que te desconcierta
Es la naturaleza de mi juego
Espero que sepas mi nombre
Pero lo que te desconcierta
Es la naturaleza de mi juego
Miré con alegría mientras vuestros
reyes y reinas
luchaban durante diez décadas por los dioses que crearon.
Grité: “¿quien mato a los Kennedy?”
cuando después de todo fuimos tú y yo
Deja que me presente,
soy un hombre de riquezas y buen gusto.
Tiendo trampas a los trovadores
que mueren antes de llegar a Bombay.
luchaban durante diez décadas por los dioses que crearon.
Grité: “¿quien mato a los Kennedy?”
cuando después de todo fuimos tú y yo
Deja que me presente,
soy un hombre de riquezas y buen gusto.
Tiendo trampas a los trovadores
que mueren antes de llegar a Bombay.
Encantado de conocerte
Espero que sepas mi nombre
Pero lo que te desconcierta
Es la naturaleza de mi juego
Espero que sepas mi nombre
Pero lo que te desconcierta
Es la naturaleza de mi juego
Al igual que cada policía es un
criminal
y todos los pecadores santos
y cara o cruz es lo mismo, llámame simplemente Lucifer.
Necesito cierto freno
Así que si me encuentras, ten cortesía
un poco de simpatía y cierta exquisitez
Usa tu bien aprendida educación
¡o haré que se te pudra el alma!
y todos los pecadores santos
y cara o cruz es lo mismo, llámame simplemente Lucifer.
Necesito cierto freno
Así que si me encuentras, ten cortesía
un poco de simpatía y cierta exquisitez
Usa tu bien aprendida educación
¡o haré que se te pudra el alma!
Encantado de conocerte
Espero que sepas mi nombre
Pero lo que te desconcierta
Es la naturaleza de mi juego
Espero que sepas mi nombre
Pero lo que te desconcierta
Es la naturaleza de mi juego
Es
interesante saber que en un concierto en 1969, mientras tocaban esta canción el
público entró en una especie de paroxismo y durante la siguiente canción un
joven fue asesinado a puñaladas. Los Rolling no volverían a interpretar Sympathy
for the Devil hasta 1976, debido a la controversia generada por este
incidente.
La portada de “Goat´s
Head Soup”, 1973
No
es necesario que explique al lector a quien simboliza la cabeza del macho
cabrío en la portada de su álbum de 1973, Goat´s Head Soup. En este
álbum, la canción Dancin´ with Mr. D. es una alabanza al Demonio.
La última estrofa hace una referencia grotesca a la muerte y dice de forma
blasfema: “Lord, have mercy, fire and brimstone.” (Señor, ten piedad, fuego y
azufre.)
El
satanismo de los Rolling Stones es muy evidente, pero cuando digo que también
los Beatles eran satánicos, la gente suele reírse. Sin embargo, si se mira de
cerca, y si se sabe qué mirar, hay tantas huellas diabólicas que es difícil
saber por dónde empezar. Podría empezar simplemente por las portadas de sus
discos. La mítica portada del que es quizás su disco más famoso, Sergeant
Pepper´s Lonely Heart´s Club Band de 1967, donde según McCartney y
Starr, figuran los “héroes” del grupo, incluye una foto de Aleister Crowley,
que ya he mencionado. Hay muchos que sospechan que el misterioso Sergeant
Pepper es Crowley mismo, y que todo el álbum es un homenaje a este personaje
siniestro. La teoría es muy plausible si tenemos en cuenta lo que representa
espiritualmente el disco: el conocimiento arcano a través del uso de drogas y
la magia. Además, Crowley murió en 1947, 20 años antes de la salida al mercado
del álbum en cuestión, cuya primera canción empieza: “Hoy hace 20 años que
Sergeant Pepper enseñó la banda a tocar.”
El satanista Aleister
Crowley
Otra
portada de los Beatles digna de mencionar es Yesterday and Today del
año 1966, que en su momento causó una gran controversia. Aquí está la portada
original:
Los
cuatro van vestidos de carniceros y aparecen trozos de cadáveres, incluso lo
que parecen ser cabezas decapitadas de bebés. No tiene explicación esta imagen
si no es como referencia al sacrificio ritual humano, una parte fundamental del
culto a Satanás. En esta instancia fueron torpes (no los Beatles, porque ellos
eran tan sólo marionetas, sino sus amos), porque el paso fue demasiado
atrevido. Al darse cuenta de su error por la reacción tan negativa, a los cinco
días de su lanzamiento retiraron la portada original y la sustituyeron por otra
menos ofensiva.
En
la portada de Yellow Submarine, Lennon y McCartney hacen signos
satánicos; Lennon hace el signo de los cuernos del carnero y McCartney el “OK”,
que en realidad significa 666, el número de la Bestia. Estos dos signos, que en
1969, el año de este álbum, eran bastante desconocidos para el gran público, se
han convertido en algo cotidiano entre los famosos, sobre todo las estrellas
de Rock. Se puede pensar que alguien les mandó hacer estos gestos,
sin que ellos supieran lo que significaban, pero personalmente creo que sabían
muy bien a quién debían su fama, y por eso rendían honores al Diablo. En una
entrevista con la revista Playboy, Lennon afirmó que todo el lema
de los Beatles era “Do What Thou Wilst” (Hacer lo que Os Plazca). Esto no es un
mero eslógan de paleto, sino una cita en inglés arcaico de Aleister Crowley,
que solía predicar que éste era el único mandamiento de Lucifer.
El
Beatle que tiene la marca de Satanás más clara es sin duda John Lennon. En una
conversación con Ray Coleman, a la pregunta: “¿cómo consiguió tanto
éxito comercial?”, respondió con estas palabras literales: “vendí mi alma al Demonio”.[4]
Su mujer Yoko Ono también estaba muy metida en las artes
oscuras. Aunque no sabía cantar, en 2007 sacó un álbum titulado Yes, I
am A Witch (Sí, Soy una Bruja). Mark Chapman, el hombre que
mató a balazos a Lennon afirmó a la policía que se lo habían ordenado los
demonios que vivían dentro de él. El asesinato tuvo lugar justo delante
del edificio Dakota en Nueva York, donde vivían Lennon y Yoko Ono, y donde se
había rodado en 1968 la película Rosemary´s Baby, sobre una
posesión diabólica y el nacimiento del Anticristo. La película fue el primer
éxito para el director, Roman Polanski, un personaje indeseable,
acusado y arrestado por todo tipo de delitos sexuales contra menores, pero
nunca condenado. Al año del rodaje de la película, miembros de una secta
satánica asesinaron ritualmente a la esposa de Polanski, encinta de ocho meses.
Los asesinos eran familiares del asesino en serie Charles Manson,
quien afirmó haber sido “programado” para responder a mensajes ocultos en
canciones de los Beatles. El que prefiere creer que todos estos datos son pura
coincidencia es libre de hacerlo. Yo, por si acaso, me mantengo a una distancia
prudencial de todo lo que huele a azufre.
Los
tres Beatles que tuvieron éxito en solitario siguieron el rumbo diabólico
marcado por el grupo. Basta con recordar el álbum de McCartney, Ram,
con un carnero en la portada.
George
Harrison, que se hizo cada
vez más devoto del hinduismo, grabó una canción llamada My Sweet Lord en
1970 con cantos de adoración al ídolo Krishna. El cantante reconoció más tarde
que su intención había sido engañar a los cristianos y lograr que cantaran
mantras a su falso dios:
Mi
idea en “My Sweet Lord”, porque sonaba como una canción pop, fue pillarles por
sorpresa. Quería que se sintieran cómodos, gracias al “Hallelujah”, y una vez
se llega a “Hare Krishna” están enganchados, con el pie moviéndose al ritmo de
la música… les da un falso sentido de seguridad. Luego, de repente, se
convierte en “Hare Krishna”, y lo estarán cantando antes de saber lo que ha pasado.[5]
Aparte
de los Beatles y los Rolling Stones, todas las grandes estrellas del Rock de
los años ´60 llevan la marca inequívoca del Diablo. Jim Morrison de The
Doors hasta se casó con su mujer por el ritual wicca, que consiste en
ponerse dentro de un pentagrama dibujado en el suelo, invocar a Satanás y
beberse la sangre del otro contrayente. Durante sus conciertos este desgraciado
sacrificaba un cordero para mofarse de Jesucristo, el Cordero de Dios.
Nunca
desaprovechó la oportunidad de burlarse de Nuestro Señor. De hecho, la imagen
más famosa de él, con el torso desnudo y los brazos en cruz, es una referencia
blasfema a la Crucifixión. Fue arrestado y condenado por exhibirse
indecentemente delante de menores. En 1971 murió de una sobredosis de heroína…a
la edad de 27 años.
La
influencia de Crowley está muy presente en Morrison, como demuestra esta imagen
de un álbum de The Doors, con el cantante apoyado en un busto del mago,
formando con sus brazos un triángulo, un símbolo masónico.
Ray
Manzarek, otro miembro de The
Doors, dijo de Morrison:
No
fue un artista. No fue un showman. Fue un chamán. Estaba poseído.
Otra
alma atormentada del Rock de los ´60 fue el guitarrista Jimi Hendrix,
verdadero heredero musical de Robert Johnson. Su mismo agente, Alan
Douglas, dijo de Hendrix:
Creía
que estaba poseído por algún espíritu, y yo llegué a creérmelo también.
Su
novia, Fayne Pridgeon, dijo lo siguiente:
Siempre
hablaba de un demonio que estaba dentro de él, sobre el cual no tenía ningún
control. No sabía porqué hacía ciertas cosas, porqué decía ciertas cosas, cómo
las canciones salían de él… Me parecía que estaba atormentado, roto por dentro,
realmente obsesionado con algo malvado…. Me solía hablar de ir [a Georgia] para
ver si alguna curandera le expulsaba el demonio que llevaba dentro.
Hendrix
es recordado no solamente por su virtuosismo a la guitarra, sino por sus
ataques de ira destructiva en directo. En un concierto de 1967 llegó a prender
fuego a su instrumento sobre el escenario. Este momento fue captado por un
joven del público y la foto se convirtió en una de las imágenes icónicas del
rock and Roll. Me parece muy apropiado, porque muestra la esencia de este
moviento revolucionario: el culto a Satanás. Muchos ingenuos pensarán que fue
un gesto de locura sin más, pero el mismo Hendrix luego aclaró que fue “un
sacrificio” de lo que más quería, y todos sabemos a quién sacrificaba
su guitarra. No le sorprenderá al lector saber que Jimi Hendrix murió a los
27 años, ahogado en su propio vómito tras intoxicarse con barbitúricos.
Sería
demasiado penoso seguir hablando de todos los pobres músicos del Rock que se
hicieron profetas del Demonio. Es posible que muchos de ellos vendieran su alma
para lograr fama y éxito, pero al final lo importante es saber que el Rock and
Roll es un arma poderosísima de Satanás para pervertir a los jóvenes,
alejándolos de Dios.
Christopher Fleming
[1] Saturday Evening Post, 8–15 August
1964
[2] Philip Norman, Shout! The Beatles in
Their Generation, p. 152
[3] Ray Coleman, Lennon, 1980, pág.
256
[4] Chant and Be Happy, 1982, pág.
33
[5] Tony Sanchez, Up and Down with the
Stones