Mons. Williamson
COMENTARIOS ELEISON
179 (18-XII-2010)
El
egoísmo no puede construir una sociedad. Ahora bien, el dinero representa
esencialmente el reclamo de su dueño sobre los servicios del resto de la
sociedad. Si entonces el capitalismo debe de ser definido, en algo más que
meramente términos económicos, como una manera de organizar una sociedad en
donde cada ciudadano tiene que tener la libertad de ganar tanto capital (o
dinero como mejor se le conoce) como pueda y quiera, entonces el capitalismo
está plagado de contradicciones. Está intentando construir una sociedad, lo que
requiere una falta de egoísmo, con fomentar el egoísmo en todos sus miembros.
Por
lo tanto el capitalismo únicamente puede sobrevivir mientras los miembros de la
sociedad capitalista aún mantengan los valores pre-capitalistas como lo son el
sentido común, la moderación en la búsqueda de hacer dinero y el respeto por el
bien común. Pero el capitalismo como se define en el párrafo anterior no hace
nada para promover dichos valores pre-capitalistas. Por el contrario, trabaja
en contra de ellos, así como el egoísmo trabaja en contra del altruismo. Por lo
tanto, el capitalismo es un parásito que vive de un cuerpo social, cuyos
valores necesarios para su sobrevivencia trabaja para socavar.
Esta
contradicción interna de una sociedad construida a partir de la búsqueda por el
dinero está llegando a su conclusión devastadora con el estado actual de las
finanzas y de la economía mundiales. Especialmente desde el final de la Segunda
Guerra Mundial, las naciones del mundo se han empeñado más y más por buscar el
dinero para obtener el confort material que ahora se prefiere por encima del
confort espiritual que anteriormente daba sentido a sus vidas. Admirando y
buscando dinero, se han alegrado de permitirles a los hombres de dinero
apoderarse de sus sociedades. Admirados y buscados, los hombres de dinero han
tomado para sí siempre más y más dinero y poder. Pues, ¿qué frenos intrínsecos
tienen el dinero o el poder para limitar sus adquisiciones adicionales?
Ningunos. Los banqueros se convierten en auténticos gángsteres.
De
ahí que, por ejemplo, el invento hace 10 o 15 años de los
"derivados", instrumentos financieros que se traducen en una fortuna
en honorarios para los "banksters" (banqueros-gángsteres) quienes los
suministran, pero actúan sobre el delicado mecanismo de las finanzas mundiales
como armas de destrucción masiva, porque fácilmente fabrican un mundo irreal de
deudas colosales e impagables. En este mundo desestabilizado y fraudulento de
deuda impagable, un orden aparente se mantiene por los gobiernos, uno detrás
del otro, al fabricar de la nada cantidades inmensas de "dinero" para
"pagar" la deuda, pero este proceso puede terminar únicamente en una
inflación que deja sin uso alguno la moneda en cuestión. Así que ahora toda la
moneda mundial, de papel o digital - y por años no se ha contado con otro -
está condenada.
Pero
el dinero es para la sociedad lo que el aceite lubricante es para un motor. Sin
aceite, un motor se atasca y "muere". Sin dinero en la sociedad, el
intercambio se torna mucho más difícil y la actividad comercial puede volverse
lenta hasta paralizarse por completo. Si por cualquiera de estas razones los
camiones de comida no pudiesen funcionar, y tuviéramos una escasez de comida
especialmente en las grandes ciudades, ¿qué podría hacer un político para
desviar los disturbios por los precios altos de los alimentos y para evitar que
los campesinos vengan sobre de él con horquillas? ¡Comenzar una guerra!
La
Tercera Guerra Mundial puede no estar muy lejos. ¡Señor, ten piedad!