Puede comprobarse una vez más, a través de esta
entrevista, la estrecha relación entre el rock, las drogas, la vida
desquiciada, sin centro, sin orden, desenfrenada, que conduce al deterioro
físico, psíquico y mental y, algo que no se dice, a perder el alma. La música
rock en sí es inseparable de una forma de ver la vida donde se procura
complacer los sentidos y se rebaja al hombre de su esfera espiritual a la
puramente carnal, de la aspiración a lo eterno a la esclavitud de lo efímero. Los
frutos del rock nos muestran a las claras que es un árbol malo desde su raíz,
creado a partir de la ruptura con el arte clásico cristiano a partir en la
modernidad y su experimentación desde las usinas marxistas de la Escuela de
Frankfurt o el Instituto Tavistock, con el fin de perder a la juventud y la
sociedad occidental.
Héctor
Starc: “La marihuana le costó la vida a Spinetta”
El
ex guitarrista de Aquelarre y referente de la primera generación del rock
argentino habla de adicciones, del Flaco, de Charly y critica la actualidad del
género.
“Pappo
se mató por pelotudo. Se tomó tres tubos de vino y salió a andar en moto a la
una de la mañana. Un tipo de 55 años, si toma, tiene que estar en la casa
mirando televisión. Y si no toma, que haga cualquier cosa. ¿Dónde se vio que un
tipo de 55 años se toma tres tubos de vino con el hijo y sale con la Harley?
Eso es de la televisión, no es de la vida real. A mí me da mucha bronca porque
lo extraño muchísmo y también vengo salvándome de lo mismo. Hace 21 años que me
estoy recuperando de alcohol y drogas. Es un trabajo que te lleva la vida, el
resto de la vida... Después estuvo toda esa parafernalia de boludos que fue al
entierro de Pappo con las motos, motos que no eran ni Harley. Eran todos
repartidores de sánguches. Decían que ‘Pappo murió en su ley’.
¡¿Qué tiene de vivo morir de esa manera?! Yo ahora estoy por cumplir 66 y me
siento como un pibe de 15”.
¿De
donde creés que sale esa relación tan estrecha entre las drogas y el rock?
Yo
me salvé de la merca hasta los 31 años, que empecé duro con la falopa. La
primera droga me la convidó Pappo. Se llamaba Obesín y era una pastilla para
adelgazar. Como yo era re anfeta, todo el día a mil, bajo ese efecto me tenían
que bajar del escenario con la Policía. Además, era una pasta de venta libre.
Todo el mundo tomaba. Era para adelgazar. Pappo me la dio en enero del año ‘70.
Ahí quedé pegado. Me pasaba días sin dormir, fumaba como loco, meaba una cosa
amarilla espantosa... Pero la merca, a los 31. Hasta ese momento la cocaína era
del tango. Despues probé de todo. Con ácido tampoco pegaba un ojo y veía
elefantes verdes.
Perdón,
¿la marihuana entra en esta conversación?
La
marihuana es una droga que le costó la vida a Spinetta.
¿La
marihuana?
¡Claro!
¿Por qué crees que murió de cáncer de pulmón? Por fumar porro durante 25 mil
años. ¿Vos una vez te fumaste un porro? El alquitrán que queda en la tuca....
Imaginate ese alquitrán multiplicado por 40 años de fumar porro, y por la
mezcla con tabaco normal. Luis era muy nervioso y fumaba mucho. Una vez me lo
crucé con el porrito y le dije: “Ya estás grande para eso...” Me
dijo “sí, tenés razón; pero si no me fumo uno, salgo a la calle y mato
a alguien”, jajjaja. El Flaco se comía las uñas, ¡los cartílagos de las
uñas! Vos lo veías cantando esas canciones tan poéticas, pero el pibe era una
bola de nervios.
Y
vos zafaste de todo.
Yo
soy duro de matar. Me salvé de la cocaína, del alcohol, de un cáncer de riñón.
Y de Charly.
Juanse
está en un plan parecido al tuyo.
No,
él está con los evangelistas. Nada que ver con lo mío.
¿La
religión puede ser otra droga?
Casi
todos los tipos que tenemos problemas de adicciones cambiamos una cosa con
otra. Yo tengo compañeros alcohólicos, del grupo, que se transformaron en
jugadores. Hay otros que morfan como locos. El adicto tiene un agujero
imposible de llenar. Entoces lo llena con lo que venga. El asunto es llenar ese
agujero con algo que no sea malo. Si cortás con el alcohol, cortás con la merca.
La pelea más difícil de todas es con el alcohol. Pero para recuperarse, uno
necesita ayuda de un ser superior. No me preguntes quién: puede ser hasta
Juanse, no sé. La ayuda que recibí yo me borró de la cabeza el mundillo del
rock. Nunca más vi a nadie.
Aunque
suene antipático, Héctor, hablemos del lado bueno, entre comillas. Vos me
hablás del final, del desenlace, pero si existe tanto consumo...
Hay
un lado bueno, aunque pueda ser apología. Tocar, no podés tocar la viola porque
se te endurecen los músculos; ahora, vos te creés que sos Hendrix. Yo iba al
Roxy a zapar con Charly y me sentía todopoderoso. Se me salía el corazón por la
boca y la gente me endiosaba. Pensá en Maradona, si no podés imaginarme a mí.
La merca me sirvió para componer, y yo nunca fui un compositor. Nunca fui Fito
Páez. Durante esa época compuse parva de temas y son temas que si los escucho
ahora, sobrio, están buenos. Te juro que escucho esa cosecha de canciones y no
sé de dónde salió. Incluso tocaba acordes que ni conozco. Acordes complicados.
Sacaste
tu costado de compositor gracias a la merca.
Y,
medio que sí. Las situaciones inestables y emocionales que extraje de la merca
me descubrieron un costado que no había explorado antes. No todo fue malo, esa
es la verdad. Los primeros tiempos fueron muy lindos, muy divertidos. Sobre
todo en esa época en la que yo andaba muy pegoteado con Charly, un tipo muy
inteligente y creativo.
Vos
tocabas en Aquelarre. ¿Con Charly de dónde viene la relación?
Yo,
como buen discípulo de Pappo, odiaba a Sui Generis. Pappo daba las órdenes. Si
Pappo decía que Sui Generis era un grupo para putos, era palabra santa. Yo
tocaba en Aquelarre, Spinetta en Pescado, y Pappo en Pappo’s Blues. De pronto
aparecieron estos tipos cantando Rasguña las piedras, y yo pensé que eran pibes
de 11 años. Te juro. Pero vos me preguntaste por Charly. Cuando yo vine de
España con Aquelarre traje equipos de música para empezar con mi empresa de
sonido y empecé a trabajar para Serú Girán. Ahí nació la relación más
fluida.
Tenés
empresas de audio y sonido desde los ‘80. ¿Nunca confiaste en vivir de la
música?
¡Jamás!
Los únicos dos años que viví como músico fueron con Aquelarre en España. Para
llevar adelante una carrera musical no hace falta tocar bien. Hay que componer
y yo, básicamente, era un guitarrista que estaba acá y allá. Cuando fui a
España me puse una meta: no voy a volver a la Argentina a tocar con los equipos
de mierda que había acá. Y así me di cuenta de que podía alquilarlos. Mis
primeros clientes fueron los Vox Dei. Sonaron de puta madre.
Decías
que zafaste y que te sentís un pibe de 15. ¿Por qué a Charly no le pasa lo
mismo?
Porque
no dejó. Poné una foto de él al lado de una foto mía. Charly es una pena. Yo
creo que Charly recuperado, no sirve. Lo vi en el escenario, y ese no era
Charly. Cuando yo empecé a recuperarme, me recomendaron expresamente que vaya a
la casa de Charly a despedirme para siempre. Eso fue en el 2004. Ahí arranqué
con los grupos. Le dije que no iba a consumir más y que antes de irme quería
llevarme una guitarra suya de recuerdo. ¡Me quiso regalar dos!
Claramente
Charly le entregó la vida a la música.
¡Sí!
Todo lo que nos dio... toda la música que nos dejó de regalo. Un verdadero
genio.
¿Te
aburrís un poco?
Mirá:
yo quise seguir tomando merca, pero sin alcohol quedaba duro, y no daba. Mi
vida cambió totalmente.
Una
mirada sin complacencias
“El
rock nacional se creó por error”
¿Qué
amigos te quedan del rock?
Todos
los que no consumen: Emilio del Guercio, Rodolfo García, Machi, Diego Arnedo.
La gente que está bien. Con la gente que consume no hablo ni por teléfono. Yo
ahora grabé un disco con Lito Vitale, pero a Lito nadie lo quería ver porque
era un “boludón careta”. ¡Nosotros éramos los boludos! ¿Sabés lo que me costó
darme cuenta de que los vivos eran los que no consumían?
¿Escuchás
rock argentino?
Poco.
Lo que yo veo es la falta total de talento. No hay nadie que componga. Un
poquito Ciro y Los Persas, que suenan como la puta madre. Ciro no es Cerati,
pero tiene algo. Lo demás es el chingui chingui de La Vela Puerca y todo eso.
¿Querés que te toque un tema? Sol mayor y chingui chingui, todo como si fuera
Calamaro, pero con un solito de Keith Richards tocado como el orto. Hay cinco
mil grupos iguales: Las Pastillas de no se qué... Es que el rock nacional se
inventó por error. No teníamos ni las condiciones ni los instrumentos
necesarios. Se inventó por falta de información. Luis Alberto quería ser uno de
Los Beatles, pero a diferencia de cómo es ahora, no teníamos de dónde afanar
porque la información llegaba tarde. ¿Por qué Francia no tiene rock y cantan lo
que cantan? Porque enfrente de Francia está Londres, y los ingleses los
aplastan.