A estas alturas parece muy claro que el
rock and roll (aquí llamado “rock nacional”, lo cual es tan absurdo como hablar
de “tango japonés” o “chacarera española”), se vende muy bien porque no deja de
ser una especie de droga que hace que los jóvenes y los que creen que
escuchando tal música lo siguen siendo, gozan de la vida con entera libertad,
ya que, como vende en su consigna el diario “de derecha” La Nación, “La vida es para
gozarla, la vida es para vivirla mejor”, slogan materialista que el
capitalismo que los rockeros dicen repudiar les mete en sus cabecitas, en sus
ojos y en sus oídos (para no ir más abajo). Lo cual ya está instalado por la
revolución cultural que a través del lema masónico de Thelema “Haz lo que
quieras” o, en otras palabras, “sigue a tu corazón”, empuja constantemente al
desagüe a los jóvenes que escuchan desde sus primeros años la consigna tramposa
de “La vida es para gozarla, la vida es
para vivirla mejor”, que no conduce a otro lugar sino al terrible infierno
urbano de Cromagnon, y a los rockeros a una muerte temprana o un largo y ruinoso padecimiento disimulado a base de prestaciones interminables de drogas y cuidados intensivos. Pero La Nación y Clarín y otros mercaderes de la mentira
siguen haciendo su negocio, sin que pase nada. Al menos desde acá lo advertimos.