James Horner (1953-2015)
Un mes atrás se produjo el accidente fatal que
costó la vida a James Horner, uno de
los más notables y prolíficos compositores de bandas musicales del cine
contemporáneo. Horner era hijo del arquitecto, productor y director Harry Horner, quien de su Bohemia natal recaló en Hollywood trabajando a lo largo de décadas en el cine clásico (puede verse una muy buena película suya aquí).
Las crónicas presentan a James Horner simplemente como “el compositor de Titanic y Avatar”, los dos más grandes éxitos de los últimos años, sin duda dos basuras cinematográficas pero que con el aporte sustancial de su música se han elevado en la consideración popular. Lo que casi ninguna reseña periodística menciona -¿casualidad?- es su aporte más valioso, dentro de sus muchísimas bandas sonoras, y es su trabajo magnífico para dos de las películas más a contracorriente de los últimos diez años, una de ellas para nosotros obra maestra absoluta, y la otra muy meritoria en cuanto al tema abordado. Nos referimos a “Apocalypto” (Mel Gibson, 2006) y “Cristiada” (Dean Wright, 2012).
Las crónicas presentan a James Horner simplemente como “el compositor de Titanic y Avatar”, los dos más grandes éxitos de los últimos años, sin duda dos basuras cinematográficas pero que con el aporte sustancial de su música se han elevado en la consideración popular. Lo que casi ninguna reseña periodística menciona -¿casualidad?- es su aporte más valioso, dentro de sus muchísimas bandas sonoras, y es su trabajo magnífico para dos de las películas más a contracorriente de los últimos diez años, una de ellas para nosotros obra maestra absoluta, y la otra muy meritoria en cuanto al tema abordado. Nos referimos a “Apocalypto” (Mel Gibson, 2006) y “Cristiada” (Dean Wright, 2012).
Los diarios mencionan
varias de sus composiciones. Notoriamente casi todos omiten los nombres de
dos
de sus mejores aportes al cine.
La primera de ellas, de la cual puede leerse un análisis
riguroso aquí,
tiene el aporte de una música que está a la altura del desafío, tanto es así
que a partir de varios motivos de la misma Horner elaboró después la banda
sonora de “Avatar”. En cuanto a la segunda, reseñada muy bien acá,
puede decirse que la música la eleva en momentos en que parece que la película
pierde fuerza por la falta de talento de su director.
Ojalá que su aporte artístico, que ha
contribuido notablemente en estas dos obras católicas, haya servido en su
camino personal, a pesar de su colaboración con diversos proyectos en sentido
contrario, y que Dios tenga misericordia de su alma.